domingo, 20 de diciembre de 2009

¿Mártires?

¿Mártires?

Desde que se anunció la multitudinaria beatificación de 498 personas asesinadas durante la Segunda República y la Guerra Civil españolas, he procurado leer los más diversos artículos sobre el tema. Después de las lecturas, siempre me quedó un regusto de insatisfacción, pensando que algo sobraba o faltaba, y que los argumentos no eran concluyentes.

Para fijar mi opinión, partamos de la siguiente definición de mártir que podría ser generalmente aceptada: Persona que padece voluntariamente la muerte o un tormento mortal, sufrido con paciencia y fortaleza por odio contra la fe cristiana o contra la ley de Dios. Por ello, dice S. Agustín, "No hace al mártir la pena que padece, sino la causa o motivo por que padece". Mueren, por tanto, por ser religiosos, por odio a la religión concebido como tal tanto en la mente de los verdugos como en la de las víctimas.

En la Iglesia Católica, por tanto, se tiene por mártir, y puede ser beatificado o canonizado como tal, cualquier persona de la que se demuestre fehacientemente que entregó su vida en estas circunstancias y no es mártir, en consecuencia, aquel a quien le arrebatan la vida por cualquier otro motivo.

Aceptado lo anterior, podemos llegar a las siguientes consecuencias o situaciones:

Primero: Sería mártir el sacerdote fanático, delator de republicanos, interesado, apegado a los ricos y despreciador de los pobres, a quien unos incontrolados milicianos le proponen que blasfeme y se acueste con una prostituta, y él se niega y muere gritando: ¡Viva Cristo Rey!

Segundo: No sería mártir el sacerdote pobre, humilde, situado al lado de los últimos, que apoyó a la República pensando que acabaría con el caciquismo y con la opresión de los trabajadores, aunque todo esto lo hiciera movido por su creencia firme en el Evangelio, a quien unos incontrolados falangistas fusilan mientras que, como Jesús en la Cruz, se queja al Padre musitando: “Dios mío ¿por qué me has abandonado?”

Tercero: El martirio es la consecuencia del choque de dos fanatismos: el de la víctima y el del verdugo.

Cuarto: Ser mártir no depende tanto del que entrega la vida, sino, sobre todo, del verdugo. Si éste no se mueve por odio a la fe de la víctima, ésta no alcanza la gloria del martirio.

Quinto: No entiendo el interés de algunos cristianos progresistas en que sean beatificados los curas asesinados por el bando nacional. A estos no les añade nada que una iglesia fanática e intransigente les adorne con ningún tipo de palma; ni son mártires, ni falta que les hace, ya que su asesinato no fue por odio a la fe.

Sexto: Sólo cambiando el concepto de mártir de uso corriente en la Iglesia, de modo que no fuera determinante el odio a la fe en el verdugo, y sí el compromiso de la víctima, serían beatificables y canonizables tantos que perdieron su vida, no por ideas o por un fanatismo absurdo, sino por su compromiso radical y práctico con los valores evangélicos, y en consecuencia con los oprimidos. Recordemos a algunos: el sacerdote brasileño Joâo Bosco Penido Burnier fue asesinado en 1976. El obispo argentino Enrique Angelelli. Monseñor Óscar A. Romero, arzobispo de San Salvador, fue asesinado en 1980 por militares salvadoreños mientras decía misa. Ignacio Ellacuría y cinco compañeros jesuitas y dos mujeres, comprometidos todos ellos con la liberación de los pobres.

En conclusión, desear el martirio es, al menos, una ingenuidad, si no, una estupidez al alcance de cualquier fanático, y ser mártir es una desgracia que, de por sí, no dice nada de la honestidad de vida del afectado. Acordémonos de los mártires voluntarios que, en la España musulmana, con desprecios al Corán y a Mahoma, ponían a las autoridades en el brete de asesinarlos, y algunos lo conseguían. Por el contrario, en este sentido, entre los musulmanes creo que no se dan los mártires ya que para ellos no es inmoral simular la apostasía ante una fuerza mayor. Sabia actitud porque ¿a cuento de que va a agradar a un Dios bueno y cariñoso que alguien pierda el don precioso de la vida sólo porque a cualquier fanático se le antoje que debe pronunciar unas palabras que se lleva el viento?

La vida es algo tan precioso que estimo absurdo entregarla para defender ideas. El medio adecuado para ello sólo es el diálogo en un contexto de libertad.

Entregar la vida sería laudable, sólo y exclusivamente, cuando se persigue el bien de personas, y no en aras de ideales por sublimes que estos fueren.

martes, 8 de diciembre de 2009

Jesús se equivoco

JESÚS Y SUS INMEDIATOS SEGUIDORES SE EQUIVOCARON INTRODUCCIÓN La Biblia en general es un escrito de tal complejidad que causa admiración la ingenuidad con que es interpretada por cualquiera sin el más mínimo estudio previo. Todos nos hemos encontrado con predicadores ambulantes que nos ofrecen la salvación si aceptamos sus, a veces, hilarantes interpretaciones del texto sagrado. Para ellos cualquier versículo, al ser Palabra de Dios, es algo concluyente y apodíctico. Esto no ocurre sólo en estas circunstancias. Si recorremos un domingo varios templos católicos de cualquier ciudad, veremos que el funcionario religioso de turno pontifica sobre los textos sagrados leídos, aplicándolos a las más dispares circunstancias, y procurando apuntalar con ellos los dogmas que le enseñaron durante sus estudios eclesiásticos. Si comparáramos lo oído en los distintos templos, comprobaríamos con estupor que las interpretaciones son variopintas y, a menudo, contradictorias, sin que los oyentes a penas se escandalicen. Los obispos, responsables últimos de lo que se enseña en las iglesias, no vigilan este libre examen de sus subordinados y, si llega a ellos cualquier interpretación estrambótica, harán oídos sordos, ya que el estudio de la página sagrada nunca fue el fuerte de unos ni de otros. Sí fulminarán censuras si llega a su conocimiento que cualquier clérigo, catequista, o profesor de religión admite la masturbación, el divorcio o el aborto. Demos un paso más en esta rápida visión del trato que se dispensa y se ha dispensado a lo que se tiene por Palabra de Dios. A lo largo de la historia de la iglesia, los escritores eclesiásticos, Santos Padres y teólogos de renombre, han dado las más peregrinas interpretaciones de cualquier texto bíblico, y, de modo que, sin exagerar, podemos adjetivar de descarado, se han apoyado en un versículo de la Biblia para fundamentar su opinión. No sé si alguien habrá tenido la paciencia de rastrear a lo largo de la extensa literatura de los escritores eclesiásticos, la interpretación dada por ellos a cualquier texto. Estoy seguro de que la sorpresa sería mayúscula ante las dispares y contradictorias sentencias de estos comentaristas. Desde aquí invito a que alguien lo intente, por ejemplo, con el texto de la primera bienaventuraza como aparece en Mateo. La afirmación anterior sobre los escritores eclesiásticos, no la hago sin fundamento. Durante largos años, mi trabajo consistió en microfilmar primero, y en digitalizar después, cientos de miles de páginas de Santos Padres y de teólogos. Mi preparación teológica, soy licenciado en teología, y
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mi conocimiento del latín, me llevaron a curiosear constantemente, y llegar a la opinión expresada. Como pinceladas de lo dicho valgan las siguientes: en un escrito inquisitorial se aludía a la parábola de la cizaña para justificar la quema de herejes y el cardenal Parrado se basaba en el texto siguiente para recaudar fondos y hacer un gran seminario: Mt 8:20 Jesús le respondió: Las zorras tienen madrigueras pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza. Algún famoso teólogo se preocupaba sobre si Judas y Jesús comulgarían en la Última Cena, y otro no menos famoso excusaba de pecado a Jacob cuando engaña a su padre para suplantar en la primogenitura a su hermano Esaú. Casos de risa, pero no menos reales, son el escrito sembrado de textos bíblicos para defender la conveniencia de que los sacerdotes lleven barba o el otro, de idéntico tenor, para concluir que si bien los frecuentes sorbos de chocolate no quebrantan el ayuno, quien abusara de ellos no se libraría de un grave pecado de gula. Este día a día de mi trabajo me llevó a un total escepticismo a la hora intentar usar la Sagrada Escritura como apoyo de cualquier tesis, opinión o dictado. Mi curiosidad en este tema me ha llevado a la lectura de escrituristas actuales que, aunque presumen de analizar de modo aséptico y científico la sagrada página, se dejan llevar, en sus interpretaciones, por la ideología que profesan, y si son católicos, por el dogma y las decisiones del magisterio eclesiástico. Si a esto añadimos la variedad de géneros literarios, la historia de la redacción, la fe de los redactores, la transmisión del texto a lo largo de los siglos y otros muchos factores que sería prolijo enumerar, el escepticismo aumenta de grado. TEOLOGÍA O HISTORIA A pesar de lo anterior, se debe reconocer que han llegado hasta nosotros unos escritos sobre cuya verdad es necesario interrogarnos ya que son el cimiento de una de las religiones con mayor influjo en el mundo actual: el cristianismo. Los estudiosos del Nuevo Testamento se muestran cada vez más incapaces de delimitar, en él, lo que es historia de lo que es teología, de modo que al intentar perfilar al Jesús histórico frente al Cristo de la fe, todo son titubeos y diferencias entre los más conspicuos investigadores. Si bien es verdad que algunos intentan llegar a las mismísimas palabras de Jesús, no es menos cierto que todo termina en conjeturas sin conclusiones claras. Hoy día, la mayoría de los exegetas parecen coincidir en que, incluso, los evangelios sinópticos que dan la impresión de historia son en realidad
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teología, fruto de la profunda creencia de los seguidores de Jesús en que éste es resucitado como correspondía a alguien apoyado y refrendado por Dios. Podemos, pues, concluir que en el Nuevo Testamento existe una base histórica; que es imposible determinar sus extremos; que los distintos escritos reflejan esa historia pero que la fe de las comunidades que trasmiten las tradiciones y la de los escribas que la fijan por escrito amalgaman de tal modo la historia y la teología que, en el estado actual de los estudios, es imposible establecer un deslinde fiable. LINEAS DE FUERZA A pesar de lo anterior, es indudable que a lo largo del Nuevo Testamento, y prescindiendo de su realidad más o menos histórica, se marcan ciertas líneas que lo atraviesan del principio al fin, si bien con más fuerza en unos escritos que en otros. Es indudable que una de esas líneas o temas es la persona de Jesús. Este tema resulta omnipresente a lo largo de los escritos neotestamentarios, y constituye el tema central de los mismos. No obstante lo anterior, y las toneladas de escritos que se generan a partir de aquí, a todos es conocida la parquedad con que las fuentes judías y paganas contemporáneas tratan el asunto: • Dos menciones en una obra del historiador judío Flavio Josefo, Antigüedades judías. Siendo, la más clara de ellas, objeto de interpolaciones posteriores por copistas cristianos. • Menciones en el tratado Sanhedrin del Talmud babilónico, no estando claro si estos pasajes se refieren a Jesús de Nazaret, y donde, además, se habla mal de Él. • A comienzos del siglo II, Plinio el Joven, en una carta al emperador Trajano, menciona que los cristianos "le cantan himnos a Cristo (casi Dios, según dicen)" (Epístolas 10:96). • Hacia 116 ó 117, el historiador Tácito, hablando de las persecuciones de Nerón, comenta que los cristianos toman su nombre "de un tal Cristo, que en época de Tiberio fue ajusticiado por Poncio Pilato" (Anales, 15:44:2-3) • Suetonio, hacia 120, menciona a los cristianos y en otro pasaje de la misma obra, hablando del emperador Claudio, dice que a "los judíos, instigados por Chrestus, los expulsó de Roma por sus hábitos escandalosos" (De Vita Caesarum. Divus Claudius, 25). El nombre "Chrestus" ha sido interpretado como una lectura deficiente de "Christus"; sin embargo, no puede
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excluirse que el pasaje haga referencia a un agitador judío en la Roma de los años 50. Estas alusiones tan parcas, no dejan de causar extrañeza a quienes, como los cristianos actuales, consideran a Jesús como el eje de la historia. CUATRO GRUPOS DE TEXTOS NEOTESTAMENTARIOS A lo largo del Nuevo Testamento, y fundamentalmente alrededor de Jesús, personaje central, giran una serie de textos, bastantes de los cuales han constituido en la historia del cristianismo una verdadera cruz para los intérpretes (crux interpretum). Es cierto que los exegetas se esfuerzan por explicarlos pero, después de leer sus discursos con la máxima atención, siempre me quedé insatisfecho con la sensación de que no resultaban concluyentes. Estos textos de podrían agrupar en cuatro grandes bloques: 1.- Textos de un radicalismo y unas exigencias absolutas. Dentro de estos, por adelantar algún ejemplo, estarían los siguientes: Mt 5:39 Pues yo os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. Mt 8:21-22 Otro, ya discípulo, le dijo: Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre. Jesús le replicó: Sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos. Mt 10:34-36 No penséis que he venido a sembrar paz en la tierra: no he venido a sembrar paz, sino espadas; porque he venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con la suegra; así que los enemigos de uno serán los de su casa. 2.- Abundantes textos en los que Jesús proclama la inminente llegada del Reino de Dios, o su propia venida en majestad. Como botón de muestra valgan los siguientes: Mc 1:15 Decía: -Se ha cumplido el plazo, está cerca el reinado de Dios. Enmendaos y tened fe en esta buena noticia. Mc 9:1 Y añadió: -Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto que el reinado de Dios ha llegado ya con fuerza. Mc 14:62 Contestó Jesús: -Yo soy. Y veréis al Hombre sentado a la derecha de la Potencia y llegar entre las nubes del cielo
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Lc 12:32-34 No temas, rebaño pequeño, que es decisión de vuestro Padre reinar de hecho entre vosotros. Vended vuestros bienes y dadlo en limosna; haceos bolsas que no se estropeen, una riqueza inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni echa a perder la polilla. Porque donde tengáis vuestra riqueza tendréis el corazón. 3.- Sobre todo, en los escritos neotestamentarios que no pertenecen a los cuatro evangelios abundan los textos que hablan explícitamente de la inminente vuelta de Jesús en majestad, o que la suponen de modo implícito. De nuevo, como muestra, valgan los siguientes: Hch 2:44-45 Todos los que iban creyendo abrigaban el mismo propósito y lo tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y lo repartían entre todos según la necesidad de cada uno. Rom 13:11-12 Y más conociendo las circunstancias; ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora tenemos la salvación más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades propias de las tinieblas y pertrechémonos para actuar en la luz. 1Cor 7:26-27 Estimo que lo que dije está bien por motivo de la calamidad que se viene encima; es decir, que está bien quedarse como uno está. ¿Estás unido a una mujer? No trates de separarte. ¿Estás soltero? No busques mujer. 1Cor 15:51-52 Mirad, os revelo un secreto: no todos moriremos, pero todos seremos transformados en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al son de la trompeta final. Cuando resuene, los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados. Ap 22:20 El que se hace testigo de estas cosas dice: «Sí, llego en seguida». Amén. Ven, Señor Jesús. 4.- Enfrentamientos muy virulentos con las autoridades a quienes desafía con palabras y obras. Recordemos sus invectivas contra los fariseos en Mateo 23; a Herodes a quien llama zorra, a Pilatos a quien niega autoridad propia, y sus frecuentes transgresiones del sábado y de otras leyes religiosas. A estos cuatro grandes bloques habría que añadir dos hechos, a mi modo de ver, de capital importancia para la hipótesis del presente trabajo. Me refiero a la entrada triunfal en Jerusalén y a la expulsión de los mercaderes del templo. Alguien ha dicho, refiriéndose a estas acciones, que Jesús fue ajusticiado porque hizo lo que nunca debió hacer, y lo realizó en el momento y en el lugar, menos indicados. En efecto, si estos hechos sucedieron, parece que el protagonista, con plena conciencia, se pone en la boca del lobo sin importarle las consecuencias de sus actos. Entrar triunfal en Jerusalén, ciudad ocupada por los romanos, aclamado como Hijo de David, y emprenderla a latigazos con los que vendían la materia para los sacrificios y cambiaban la moneda en
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el templo, centro neurálgico y económico de la religión judía, eran dos hechos tan subversivos que merecía la muerte. Antes de exponer mi hipótesis interpretativa, paso a transcribir los textos espigados a lo largo de todo el Nuevo Testamento. Es verdad que hubiera bastado con citarlos, pero la transcripción literal da mejor idea del peso de estos textos y su lectura seguida, para quien quiera efectuarla, resulta más cómoda. TEXTOS NEOTESTAMENTRIOS MATEO: Mt 3:2 Enmendaos, que está cerca el reinado de Dios. Mt 3:7-12 Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: -¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Pues entonces, dad el fruto que corresponde a la enmienda y no os hagáis ilusiones pensando que Abrahán es vuestro padre; porque os digo que de las piedras estas es capaz Dios de sacarle hijos a Abrahán. Además, el hacha está ya tocando la base de los árboles, y todo árbol que no da buen fruto será cortado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua, en señal de enmienda; pero llega detrás de mí el que es más fuerte que yo, y yo no soy quién para quitarle las sandalias. Ése os va a bautizar con Espíritu Santo y fuego, porque trae el bieldo en la mano para aventar su parva y reunir el trigo en su granero; la paja, en cambio, la quemará con fuego inextinguible. Mt 4:17 Desde entonces empezó Jesús a proclamar: -Enmendaos, que está cerca el reinado de Dios. Mt 4:19-20 Les dijo: -Veníos conmigo y os haré pescadores de hombres. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Mt 4:22 Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Mt 5:2-12 Él tomó la palabra y se puso a enseñarles así: Dichosos los que eligen ser pobres, porque sobre ésos reina Dios. Dichosos los que sufren, porque ésos van a recibir el consuelo. Dichosos los sometidos, porque ésos van a heredar la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de esa justicia, porque ésos van a ser saciados.
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Dichosos los que prestan ayuda, porque ésos van a recibir ayuda. Dichosos los limpios de corazón, porque ésos van a ver a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque a ésos los va a llamar Dios hijos suyos. Dichosos los que viven perseguidos por su fidelidad, porque sobre ésos reina Dios. Dichosos vosotros cuando os insulten, os persigan y os calumnien de cualquier modo por causa mía. Estad alegres y contentos, que grande es la recompensa que Dios os da; porque lo mismo persiguieron a los profetas que os han precedido. Mt 5:29- 30 Y si tu ojo derecho te pone en peligro, sácatelo y tíralo; más te conviene perder un miembro que ser echado entero en el fuego. Y si tu mano derecha te pone en peligro, córtatela y tírala; más te conviene perder un miembro que ir a parar entero al fuego. Mt 5:38-42 Os han enseñado que se mandó: «Ojo por ojo, diente por diente» (Éx 21,4). Pues yo os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, déjale también la capa; a quien te fuerza a caminar una milla, acompáñalo dos; al que te pide, dale; y al que quiere que le prestes, no le vuelvas la espalda. Mt 6:24-34 Nadie puede estar al servicio de dos señores, porque aborrecerá a uno y querrá al otro, o bien se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: No andéis preocupados por la vida pensando qué vais a comer o a beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Fijaos en los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan; y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellos? y ¿quién de vosotros, a fuerza de preocuparse, podrá añadir una hora sola al tiempo de su vida? Y ¿por qué andáis preocupados por el vestido? Daos cuenta de cómo crecen los lirios del campo, y no trabajan ni hilan.Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como cualquiera de ellos. Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, la viste Dios así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? Conque no andéis preocupados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Son los paganos quienes ponen su afán en esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero que reine su justicia, y todo eso se os dará por añadidura. Total, que no andéis preocupados por el mañana, porque el mañana se preocupará de sí mismo. A cada día le basta su dificultad.
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Mt 7:13- 14 Entrad por la puerta angosta; porque ancha es la puerta y amplia la calle que llevan a la perdición, y muchos entran por ellas. ¡Qué angosta es la puerta y qué estrecho el callejón que llevan a la vida! Y pocos dan con ellos. Mt 7:22-23 Aquel día muchos me dirán: «Señor, Señor, ¡si hemos profetizado en tu nombre y echado demonios en tu nombre y hecho muchos prodigios en tu nombre!» Y entonces yo les declararé: «Nunca os he conocido. ¡Lejos de mí los que practicáis la iniquidad!» Mt 8:10-12 Al oír esto, Jesús dijo admirado a los que lo seguían: -Os aseguro que en ningún israelita he encontrado tanta fe. Os digo que vendrán muchos de Oriente y Occidente a sentarse a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de Dios; en cambio a los destinados al reino los echarán afuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. Mt 8:18- 22 Al ver Jesús que una multitud lo rodeaba dio orden de salir para la otra orilla. Se le acercó un letrado y le dijo: -Maestro, te seguiré adondequiera que vayas. Jesús le respondió: -Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza. Otro, ya discípulo, le dijo: -Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre. Jesús le replicó: -Sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos. Mt 9:9 Cuando se marchó Jesús de allí, vio al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: -Sígueme. Se levantó y lo siguió. Mt 9:35 Recorría Jesús todos los pueblos y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, proclamando la buena noticia del Reino y curando todo achaque y enfermedad. Mt 10:7-10 Por el camino proclamad que está cerca el reinado de Dios, curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. De balde lo recibisteis, dadlo de balde. No os procuréis oro, plata ni calderilla para llevarlo en la faja; ni tampoco alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón, que el bracero merece su sustento. Mt 10:14-15 Si alguno no os recibe o no os escucha, al salir de su casa o del pueblo sacudíos el polvo de los pies. Os aseguro que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo. Mt 10:21-23 Un hermano entregará a su hermano a la muerte, y un padre a su hijo; se levantarán en el juicio hijos contra padres y los harán morir, y seréis
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odiados de todos por razón de mi persona; pero aquel que resista hasta el final, ése se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra, porque os aseguro que no habréis acabado con las ciudades de Israel antes que vuelva el Hijo del hombre. Mt 10:34-39 No penséis que he venido a sembrar paz en la tierra: no he venido a sembrar paz, sino espadas; porque he venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con la suegra; así que los enemigos de uno serán los de su casa (Miq 7,6). El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que ponga al seguro su vida, la perderá, y el que pierda su vida por causa mía, la pondrá al seguro. Mt 11:20-24 Se puso entonces a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todas sus potentes obras, por no haberse enmendado. ¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho las potentes obras que en vosotras, hace tiempo que habrían mostrado su arrepentimiento con sayal y ceniza. Pero os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿piensas encumbrarte hasta el cielo? Bajarás al abismo (Is 14,13-15); porque si en Sodoma se hubieran hecho las potentes obras que se han hecho en ti, habría durado hasta hoy. Pero os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti. Mt 12:36- 37 Y os digo que el día del juicio los hombres darán cuenta de toda palabra falsa que hayan pronunciado, pues por tus palabras te absolverán y por tus palabras te condenarán. Mt 12:46-50 Todavía estaba Jesús hablando a las multitudes cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él. Uno se lo avisó: -Oye, tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren hablar contigo. Pero él contestó al que le avisaba: -¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? Y señalando con la mano a sus discípulos, dijo: -Aquí están mi madre y mis hermanos. Porque cualquiera que lleva a efecto el designio de mi Padre del cielo, ése es hermano mío y hermana y madre. Mt 13:38-50 el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los secuaces del Malo; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin de esta edad; los segadores, los ángeles. Lo mismo que la cizaña se entresaca y se quema, sucederá al fin de esta edad: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles, escardarán de su reino todos los escándalos y a los que cometen la iniquidad y los arrojarán al horno
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encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su padre. Quien tenga oídos, que escuche. Se parece también el reino de Dios a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, reúnen los buenos en cestos y tiran los malos. Lo mismo sucederá al fin de esta edad: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los arrojarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. Mt 16:24-28 Entonces dijo a los discípulos: -El que quiera venirse conmigo, que reniegue de sí mismo, que cargue con su cruz y entonces me siga. Porque si uno quiere poner a salvo su vida, la perderá; en cambio, el que pierda su vida por causa mía, la pondrá al seguro. Y luego, ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero a precio de su vida? ¿Y qué podrá dar para recobrarla? Además, el Hijo del hombre va a venir entre sus ángeles con la gloria de su Padre, y entonces retribuirá a cada uno según su conducta. Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto llegar al Hijo del hombre en su realeza. Mt 18:8-9 Si tu mano o tu pie te pone en peligro, córtatelo y tíralo: más te vale entrar manco o cojo en la vida que ser echado al fuego perenne con las dos manos o los dos pies. Y si tu ojo te pone en peligro, sácatelo y tíralo: más te vale entrar tuerto en la vida que ser echado con los dos ojos al fuego del quemadero. Mt 19:21 Jesús le declaró: -Si quieres ser un hombre logrado, vete a vender lo que tienes y dáselo a los pobres, que tendrás un tesoro del cielo; y, anda, sígueme a mí. Mt 19:28-29 Jesús les dijo: -Os aseguro que cuando llegue el mundo nuevo y el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que por causa mía ha dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará vida definitiva. Mt 20:21-23 Él le pregunto: -¿Qué deseas? Contestó ella: -Dispón que cuando tú reines estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. Pero Jesús replicó: -No sabéis lo que pedís: ¿sois capaces de pasar el trago que voy a pasar yo? Le contestaron: -Sí, lo somos. Él les dijo: -Mi trago lo pasaréis, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no está en mi mano concederlo más que a aquellos a los que mi Padre se lo tenga preparado. 10
Mt 21:1-17 Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, al Monte de los Olivos, Jesús mandó a dos discípulos, diciéndoles: -Id a la aldea de enfrente y encontraréis en seguida una borrica atada, con un pollino; desatadlos y traédmelos. Y si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita, pero que los devolverá cuanto antes. Esto ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta: Decid a la ciudad de Sión: Mira a tu rey que llega, sencillo, montado en un asno, en un pollino, hijo de acémila (Is 62,11; Zac 9,9). Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús; trajeron la borrica y el pollino, les pusieron encima los mantos y Jesús se montó. La mayoría de la gente se puso a alfombrar la calzada con sus mantos; otros la alfombraban con ramas que cortaban de los árboles. y los grupos que iban delante y detrás gritaban: -¡Viva el Hijo de David!-¡Bendito el que viene en nombre. del Señor! (Sal 118,25-26).-¡Sálvanos desde lo alto! Al entrar en Jerusalén, la ciudad entera preguntaba agitada: -¿Quién es éste? Las multitudes contestaban: -Este es el profeta Jesús, el de Nazaret de Galilea. Jesús entró en el templo y se puso a echar a todos los que vendían y compraban allí. Volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas, diciéndoles: -Escrito está: «Mi casa será casa de oración» (Is 56,7), pero vosotros la convertís en una cueva de bandidos (Jr 7,11). En el templo se le acercaron ciegos y cojos y él los curó. Los sumos sacerdotes y los letrados, al ver las cosas admirables que hacía y a los chicos que gritaban en el templo «Viva el Hijo de David», le dijeron indignados: -¿Oyes lo que dicen ésos?-Sí. ¿Nunca habéis leído aquello: «De la boca de los chiquillos y de los niños de pecho has sacado una alabanza»? (Sal 8,3 LXX). Y, dejándolos plantados, salió fuera de la ciudad hasta Betania y pasó la noche allí. Mt 21:28-46 -A ver, ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero diciéndole: «Hijo, ve hoy a trabajar en la viña». Le contestó: «No quiero»; pero después sintió remordimiento y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Este contestó: «Por supuesto, señor», pero no fue. ¿Cuál de los dos cumplió la voluntad del padre? Contestaron ellos: -El primero. Jesús les dijo: -Os aseguro que los recaudadores y las prostitutas os llevan la delantera para entrar en el reino de Dios. Porque Juan os enseñó el camino para ser justos y no le creísteis; en cambio, los recaudadores y las prostitutas le creyeron. Pero vosotros, ni aun después de ver aquello habéis sentido remordimiento ni le habéis creído. Escuchad otra parábola: Había una vez un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó la torre del guarda (Is 5,1-7), la arrendó a unos labradores y se marchó al extranjero. Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus siervos para percibir de los labradores los frutos que le correspondían. Los labradores agarraron a los siervos, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon. Envió entonces otros siervos, más que la primera vez, e hicieron
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con ellos lo mismo. Por último les envió á su hijo, diciéndose: -A mi hijo lo respetarán. Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: -Éste es el heredero: venga, lo matamos y nos quedamos con su herencia. Lo agarraron, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Vamos a ver, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores? Le contestaron: -Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará su viña a otros que le entreguen los frutos a su tiempo. Jesús les dijo: -¿Nunca habéis leído en la Escritura? La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho: ¡Qué maravilla para los que lo vemos! (Sal 118,22-23). Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos. Además, el que caiga sobre esa piedra se estrellará, y si ella cae sobre alguno, lo hará trizas. Al oír sus parábolas, los sumos sacerdotes y los fariseos se dieron cuenta de que iban por ellos. Aunque estaban deseando echarle mano, tuvieron miedo de las multitudes, que lo tenían por profeta. Mt 23:1-39 Entonces Jesús, dirigiéndose a las multitudes y a sus discípulos, declaró: En la cátedra de Moisés han tomado asiento los letrados y los fariseos. Por tanto, todo lo que os digan, hacedlo y cumplidlo..., pero no imitéis sus obras, porque ellos dicen, pero no hacen. Lían fardos pesados y los cargan en las espaldas de los hombres, mientras ellos no quieren empujarlos ni con un dedo. Todo lo hacen para llamar la atención de la gente: se ponen distintivos ostentosos y borlas grandes en el manto: les encantan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas, que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame «Rabbí». Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar «Rabbí», pues vuestro maestro es uno solo y vosotros todos sois hermanos; y no os llamaréis «padre» unos a otros en la tierra, pues vuestro Padre es uno solo, el del cielo; tampoco dejaréis que os llamen «directores», porque vuestro director es uno solo, el Mesías. El más grande de vosotros será servidor vuestro. A quien se encumbra, lo abajarán, y a quien se abaja, lo encumbrarán. ¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, qué les cerráis a los hombres el reino de Dios! Porque vosotros no entráis, y a los que están entrando tampoco los dejáis. ¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para ganar un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis digno del fuego el doble que vosotros! ¡Ay de vosotros, guías ciegos, que enseñáis: «Jurar por el santuario no es nada; pero jurar por el oro del santuario obliga»! ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el santuario que consagra el oro? O también: «Jurar por el altar no es nada, pero jurar por la ofrenda que está en el altar obliga». ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar, que hace sagrada la ofrenda? Quien jura por el altar, jura al mismo tiempo por todo lo que está encima; y quien jura por el santuario, jura al mismo tiempo por el que habita en él: y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por el que está sentado en
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él. ¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, del anís y del comino y descuidáis lo más grave de la Ley: la justicia, el buen corazón y la lealtad! ¡Esto había que practicar!, y aquello..., no dejarlo. ¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras dentro rebosan de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, que así quedará limpia también por fuera. ¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas; que os parecéis a. los sepulcros encalados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos de muerto y podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera aparentáis ser hombres justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y de iniquidad. ¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas; que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: «Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas». “Con esto atestiguáis, en contra vuestra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Pues colmad vosotros la medida de vuestros padres! ¡Culebras, camada de víboras!, ¿cómo evitaréis la condena al fuego? Mirad, para eso os voy a enviar yo profetas, sabios y letrados: a unos los mataréis y crucificaréis, a otros los azotaréis en vuestras sinagogas y los perseguiréis de ciudad en ciudad. Así recaerá sobre vosotros toda la sangre inocente derramada sobre la tierra; desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, al que matasteis entre el santuario y el altar. Os aseguro que todo eso va a recaer sobre esta generación. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos como la clueca reúne a sus pollitos bajo las alas, pero no habéis querido! Pues mirad, vuestra casa se os quedará desierta (Jr 7,14; 12,7; 25,4-6), y os digo que ya no volveréis a verme hasta que exclaméis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! (Sal 118,26). Mt 24:1-51 Jesús salió del templo; mientras iba de camino se le acercaron sus discípulos y le señalaron los edificios del templo, pero él les repuso: -¿Veis todo eso, verdad? Os aseguro que no dejarán ahí piedra sobre piedra que no derriben. Estando él sentado en el Monte de los Olivos, se le acercaron los discípulos y le preguntaron aparte: -Dinos cuándo va a ocurrir eso y cuál será la señal de tu venida y del fin de esta edad. Jesús les contestó: ¡Cuidado con que nadie os engañe! Porque llegarán muchos diciendo en nombre mío: «Yo soy el Mesías», y engañarán a muchos. Vais a oír estruendo de batallas y noticias de batallas; mirad, no os excitéis, que eso tiene que suceder, pero todavía no es el fin. Porque se alzará nación contra nación y reino contra reino, habrá hambre y terremotos en diversos lugares, pero todo eso es el principio de los dolores. Entonces os entregarán al suplicio y os matarán, por mi causa os odiarán todos los pueblos; entonces fallarán muchos, y se delatarán y se odiarán unos a otros. Surgirán muchos profetas falsos y
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extraviarán a muchos; al crecer la iniquidad, se enfriará el amor de la mayoría; pero el que resista hasta el fin, ése se salvará. Y la buena noticia del Reino se proclamará en el mundo entero, en testimonio para todas las naciones. Entonces llegará el fin. Cuándo veáis que está en el lugar santo el execrable devastador (Dn 29,7) que anunció el profeta Daniel -téngalo presente el lector-, entonces, los que estén en Judea, que huyan a los montes; quien esté en la azotea, que no baje a coger nada de casa; quien esté en el campo, que no vuelva por el manto. ¡Pobres las que estén encinta o criando en aquellos días! Pedid que vuestra huida no caiga en invierno o en día de precepto, porque habrá entonces una angustia tan grande como no la ha habido desde el principio de la humanidad (Dn 12,1) ni la habrá nunca más. Si no se hubiesen acortado aquellos días, no se salvaría ningún mortal; pero por los elegidos se acortarán aquellos días. Entonces, si alguien os dice: «Mira, aquí está el Mesías» o «Míralo allí», no le creáis, porque surgirán mesías falsos y profetas falsos y ofrecerán señales y prodigios que engañarán, si fuera posible, también a los elegidos. Mirad que os he prevenido. Por tanto, si os dijeren: «Mira que está en el desierto», no vayáis; «Mira, que está en el sótano», no os lo creáis. Porque, igual que el relámpago sale del levante y brilla hasta el poniente, así ocurrirá con la llegada del Hijo del hombre. Allí donde esté el cadáver se reunirán las águilas. Inmediatamente después de la angustia de aquellos días, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, las potencias del cielo vacilarán (Am 8,9). Entonces brillará en el cielo la señal del Hijo del hombre y todas las razas de la tierra se golpearán el pecho al ver llegar al Hijo del hombre sobre las nubes con gran potencia y gloria. Y enviará a sus ángeles con trompetas sonoras, y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos de un confín a otro del cielo. De la higuera, aprended el sentido de la parábola: cuando ya sus ramas se ponen tiernas y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros: cuando veáis todas esas cosas, sabed que está cerca, a las puertas. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo eso se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cambio, en lo referente al día aquel o el momento, nadie entiende, ni siquiera los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo y únicamente el Padre. Ahora bien, lo que pasó en tiempos de Noé pasará en la llegada del Hijo del hombre; es decir, lo mismo que en los días antes del diluvio la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca y, estando ellos desprevenidos, llegó el diluvio y arrambló con todos, así sucederá también en la llegada del Hijo del hombre. Entonces, dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por tanto, manteneos despiertos, pues no sabéis qué día va a llegar vuestro Señor. Ya comprendéis que si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, se quedaría en vela y no lo dejaría abrir un boquete en su casa. Pues estad también vosotros preparados, que cuando
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menos lo penséis llegará el Hijo del hombre. ¿Dónde está ese siervo fiel y sensato, encargado por el señor de dar a su servidumbre la comida a sus horas? Dichoso el tal siervo si el señor, al llegar, lo encuentra cumpliendo con su obligación. Os aseguro que le confiará la administración de todos sus bienes. Pero si el canalla del siervo, pensando que su señor tardará, empieza a maltratar a sus compañeros y a comer y beber con los borrachos, el día que menos se lo espera y a la hora que no ha previsto, llegará el señor y cortará con él, asignándole la suerte de los hipócritas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. Mt 25:13 Por tanto, manteneos despiertos, que no sabéis el día ni la hora. Mt 26:64 Jesús le respondió: -Tú lo has dicho; pero además os digo esto: Desde ahora vais a ver al Hijo del hombre sentado a la derecha de la Potencia (Sal 110,1) y llegar sobre las nubes del cielo (Dn 7,13). Mt 27:46 A media tarde gritó Jesús muy fuerte: Elí, Elí, lemá sabaktani. (Es decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? [Sal 22,2]). Mt 28:20 y enseñadles a guardar todo lo que os mandé; mirad que yo estoy con vosotros cada día, hasta el fin de esta edad. MARCOS Mc 1:15-20 Decía: -Se ha cumplido el plazo, está cerca el reinado de Dios. Enmendaos y tened fe en esta buena noticia. Yendo de paso junto al mar de Galilea vio a cierto Simón y a Andrés, el hermano de Simón, que echaban redes de mano en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: -Veníos detrás de mí y os haré pescadores de hombres. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago el de Zebedeo y a Juan, su hermano, que estaban en la barca poniendo a punto las redes, e inmediatamente los llamó. Dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los asalariados y se marcharon tras él. Mc 8:31-38 Entonces empezó a enseñarles que el Hijo del hombre tenía que padecer mucho -siendo rechazado por los senadores, los sumos sacerdotes y los letrados y sufriendo la muerte- y a los tres días resucitar. Exponía el mensaje abiertamente. Entonces Pedro, tomándolo aparte, empezó a conminarle. Pero él, volviéndose de cara a sus discípulos, conminó a Pedro diciéndole: -¡Ponte detrás de mí, Satanás!, porque tu idea no es la de Dios, sino la de los hombres. Convocando a la multitud con sus discípulos, les dijo: -Si uno quiere venirse detrás de mí, reniegue de sí mismo y cargue con su
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cruz; entonces, que me siga. Porque quien quiera poner a salvo su vida, la perderá; en cambio, quien pierda su vida por causa mía y de la buena noticia, la pondrá a salvo. Pues, ¿de qué le sirve a uno ganar el mundo entero y malograr su vida? Y ¿qué podría uno pagar para recobrar su vida? Además, quien se avergüence de mí y de mis palabras ante esta generación idólatra y descreída, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando llegue con la gloria de su Padre acompañado de los ángeles santos. Mc 9:1 Y añadió: -Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto que el reinado de Dios ha llegado ya con fuerza. Mc 9:42-43 pero a quien escandalizare a uno de estos pequeños que me dan su adhesión, más le valdría que le encajaran en el cuello una rueda de molino y lo arrojasen al mar. En consecuencia, si te pone en peligro tu mano, córtatela; más te vale entrar manco en la vida que no ir con las dos manos al quemadero, al fuego inextinguible. Mc 9:45 Y si tu pie te pone en peligro, córtatelo; más te vale entrar en la vida cojo que no con los dos pies ser arrojado al quemadero. Mc 9:47-48 Y si tu ojo te pone en peligro, sácatelo; más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios que no ser arrojado con los dos ojos al quemadero, donde su gusano no muere y el fuego no se apaga (Is 66,24). Mc 10:21-31 Jesús, fijando la vista en él, le mostró su amor diciéndole: -Una cosa te falta: márchate; todo lo que tienes, véndelo y dáselo a los pobres, que tendrás un tesoro del cielo; entonces, ven y sígueme. A estas palabras, el otro frunció el ceño y se marchó entristecido, pues tenía muchas posesiones. Jesús, mirándolos en torno, dijo a sus discípulos: -¡Con qué dificultad van a entrar en el reino de Dios los que tienen el dinero! Los discípulos quedaron desconcertados ante estas palabras suyas. Jesús reaccionó diciéndoles de nuevo: -Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios para los que confían en las riquezas! Más fácil es que un camello pase por el ojo de una aguja que no que entre un rico en el reino de Dios. Ellos, enormemente impresionados, se decían unos a otros: -Entonces, ¿quién puede subsistir? Jesús, fijando la mirada en ellos, les dijo: -Humanamente, imposible, pero no con Dios; porque con Dios todo es posible. Pedro empezó a decirle: -Pues mira, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos venido siguiendo. Jesús declaró: -Os lo aseguro: no hay ninguno que deje casa o hermanos o hermanas o madre o padre o hijos o tierras, por causa mía y por causa de la buena noticia, que no reciba cien veces más: ahora, en este tiempo, casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras - entre persecuciones- y, en la edad futura, vida
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definitiva. Pero todos, aunque sean primeros, han de ser últimos, y esos últimos serán primeros. Mc 10:35-40 Se le acercaron Santiago y Juan, los dos hijos de Zebedeo, y le dijeron: -Maestro, queremos que lo que te pidamos lo hagas por nosotros. Pero él les preguntó: -¿Qué queréis que haga por vosotros? Le contestaron ellos: -Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda el día de tu gloria. Jesús les replicó: -No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de pasar el trago que voy a pasar yo, o de ser sumergidos por las aguas que van a sumergirme a mí? Le contestaron: -Somos capaces. Entonces Jesús les dijo: -El trago que voy a pasar yo, lo pasaréis, y las aguas que van a sumergirme a mí os sumergirán a vosotros; pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no está en mi mano concederlo más que a aquellos para quienes está preparado. Mc 11:1-11 Cuando se acercaban a Jerusalén, esto es, a Betfagé y Betania, en dirección al Monte de los Olivos, envió a dos de sus discípulos diciéndoles: -Id a la aldea que está frente a vosotros; al entrar en ella encontraréis en seguida un borrico atado que ningún hombre ha montado todavía; desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta por qué lo hacéis, contestadle: «Su dueño lo necesita y lo devolverá cuanto antes». Fueron ellos, encontraron el borrico fuera, en la calle, atado a un portón, y lo desataron. Algunos de los que estaban allí les decían: -¿Qué hacéis desatando el borrico? Ellos les contestaron como había dicho Jesús, y los dejaron. Le llevaron el borrico a Jesús, echaron encima sus mantos y se sentó sobre él. Muchos alfombraban el camino con sus mantos; otros, con manojos de hierbas y hojas que habían cortado en los campos. Tanto los que iban delante como los que seguían gritaban: -¡Sálvanos! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reinado que llega, el de nuestro padre David! ¡Sálvanos desde lo alto! Entró en Jerusalén, esto es, en el templo, lo miró todo en torno y, como era ya tarde, salió para Betania con los Doce. Mc 11:15- 19 Y llegaron a Jerusalén. Entró en el templo y empezó a expulsar a los que vendían y a los que compraban en el templo; volcó las mesas de los cambistas y los asientos de los que vendían las palomas; y no consentía que nadie transportase objetos atravesando por el templo. A continuación se puso a enseñar; y les decía: ¿No está escrito: «Mi casa ha de llamarse casa de oración para todos los pueblos»? Vosotros, en cambio, la tenéis convertida en una cueva de bandidos (Is 56,7; Jr 7,11). Lo oyeron los sumos sacerdotes y los letrados y buscaban cómo acabar con él; es que le tenían miedo, porque toda la multitud estaba impresionada de su enseñanza. Cuando llegó el anochecer, salió fuera de la ciudad. 17
Mc 13:1-37 Mientras se alejaba del templo uno de sus discípulos le dijo: -Maestro, ¡mira qué sillares y qué edificios! Jesús le dijo: -¿Ves esos grandes edificios? No dejarán ahí piedra sobre piedra que no derriben. Mientras estaba sentado en el Monte de los Olivos, enfrente del templo, le preguntó aparte Pedro, con Santiago, Juan y Andrés: -Dinos cuándo van a ocurrir esas cosas y cuál va ser la señal, cuando esto esté tocando todo a su fin. Jesús se puso a decirles: -¡Cuidado con que nadie os engañe! Llegarán muchos diciendo en nombre mío que yo soy y extraviarán a muchos. En cambio, cuando empecéis a oír estruendo de batallas y noticias de batallas, no os excitéis; tiene que suceder, pero todavía no es el fin. Es decir, se levantará nación contra nación y reino contra reino, habrá terremotos en diversos lugares, habrá hambre: eso es el principio de los dolores. Y vosotros, ¡cuidado con vosotros mismos! Os entregarán a consejos judíos y os apalearán en sinagogas, y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por causa mía, como prueba contra ellos, pues primero tiene que proclamarse la buena noticia a todas las naciones. Cuando os conduzcan para entregaros, no os preocupéis por lo que vais a decir, sino aquello que se os comunique en aquella hora, decidlo, pues más que hablar vosotros, hablará el Espíritu Santo. Un hermano entregará a su hermano a la muerte, y un padre a su hijo; se levantarán en el juicio hijos contra padres y los harán morir, y seréis odiados de todos por razón de mi persona. Pero aquel que resista hasta el fin, ése se salvará. Cuando veáis que el execrable devastador (Dn 9,27) ha puesto el pie donde no tiene que hacerlo, entonces, los que estén en Judea huyan a los montes, el que esté en la azotea no baje ni entre para coger algo de su casa, y el que esté en el campo no vuelva atrás para coger su manto. ¡Pobres las que estén encinta o criando en aquellos días! Pedid que no suceda en invierno. Porque aquellos días serán una angustia tal como no la ha habido desde el principio de la humanidad (Dn 12,1) que Dios creó hasta ahora, ni la habrá nunca más. Y si el Señor no hubiese acortado los días, no se salvaría ningún mortal, pero por los elegidos que él eligió ha acortado los días. Y entonces, si alguien os dice: «Mira, aquí está el Mesías, míralo allí», no lo creáis, porque surgirán mesías falsos y profetas falsos y ofrecerán señales y prodigios que desviarían, si fuera posible, a los elegidos. ¡Y vosotros, cuidado!, os lo he predicho todo. Ahora bien, en aquellos días, después de aquella angustia, el sol se oscurecerá y la luna no dará su resplandor, las estrellas irán cayendo del cielo y las potencias que están en el cielo vacilarán (Dn 7,13-14). Y entonces verán llegar al Hijo del hombre entre nubes, con gran potencia y gloria, y entonces enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos, del confín de la tierra al confín del cielo. De la higuera, aprended el sentido de la parábola: Cuando ya sus ramas se ponen tiernas y echa las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros: cuando veáis que esas cosas están sucediendo, sabed que está cerca, a las puertas. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo eso se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no
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pasarán. En cambio, en lo referente al día aquel o la hora, nadie entiende, ni siquiera los ángeles del cielo ni el Hijo, únicamente el Padre. ¡Andaos con cuidado, ahuyentad el sueño, que no sabéis cuándo va a ser el momento! Es como un hombre que se marchó de su país: dejó su casa, dio a los siervos su autoridad -a cada uno su tarea- y en especial al portero le mandó mantenerse despierto. Por tanto, manteneos despiertos, que no sabéis cuándo va a llegar el señor de la casa -si al oscurecer o a media noche o al canto del gallo o de mañana-, no sea que, al llegar de improviso, os encuentre dormidos. Y lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: manteneos despiertos. Mc 14:25 Os aseguro que ya no beberé más del producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba nuevo en el reino de Dios. Mc 14:60-62 Entonces el sumo sacerdote se puso en pie en el centro e interrogó a Jesús: -¿No respondes nada? ¿Qué significan estos cargos en contra tuya? Pero él seguía callado y no respondía nada. El sumo sacerdote reanudó el interrogatorio preguntándole: -¿Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios bendito? Contestó Jesús: -Yo soy. Y veréis al Hombre sentado a la derecha de la Potencia y llegar entre las nubes del cielo (Dn 7,13). Mc 15:34 A media tarde clamó Jesús dando una gran voz: -¡Eloi, Eloi, lema sabaktani! (que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?) (Sal 22,2). LUCAS Lc 2:38 Presentándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Lc 3:4-6 como está escrito en el libro del profeta Isaías: Una voz clama desde el desierto: “Preparad el camino del Señor, enderezad sus senderos: que todo valle se rellene, que todo monte y colina se abaje, que lo torcido se enderece, lo escabroso se allane, y vea todo mortal la salvación de Dios” (Is 40,3-5). Lc 3:9 Además, el hacha está ya tocando la base de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y echado al fuego. Lc 3:17 Trae el bieldo en la mano para aventar su parva y reunir el trigo en su granero; la paja, en cambio, la quemará en un fuego inextinguible. Lc 5:11 Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
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Lc 5:27-28 Después de esto, salió, se quedó mirando a un recaudador llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: -Sígueme. Él, abandonándolo todo, se levantó y empezó a seguirlo. Lc 6:20-26 Jesús, dirigiendo la mirada a sus discípulos, dijo: Dichosos vosotros los pobres, porque sobre vosotros reina Dios. Dichosos los que ahora pasáis hambre, porque os van a saciar. Dichosos los que ahora lloráis, porque vais a reír. Dichosos vosotros cuando os odien los hombres y os excluyan y os insulten y proscriban vuestro nombre como malo por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, que grande es la recompensa que Dios os da; pues lo mismo hacían sus padres con los profetas. Pero, ¡ay de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo! ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis repletos, porque vais a pasar hambre! ¡Ay de los que ahora reís, porque vais a lamentaros y a llorar! ¡Ay si los hombres hablan bien de vosotros, pues lo mismo hacían sus padres con los falsos profetas! Lc 6:29- 30Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica; a todo el que te pide, dale, y al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Lc 8:20-21 Entonces le avisaron: -Tu madre y tus hermanos se han quedado fuera y quieren verte. Pero él les contestó: -Madre y hermanos míos son los que escuchan el mensaje de Dios y lo ponen por obra. Lc 9:23- 27Y, dirigiéndose a todos, dijo: -El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue cada día con su cruz y entonces me siga; porque si uno quiere poner a salvo su vida, la perderá; en cambio, el que pierda su vida por causa mía, ése la pondrá a salvo. Y ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero si acaba perdiéndose o malográndose él mismo? Porque si uno se avergüenza de mí o de mis palabras, también el Hombre se avergonzará de él cuando llegue con su gloria, con la del Padre y la de los ángeles santos. Y os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto el reinado de Dios. Lc 9:57-62 Mientras iban por el camino, le dijo uno: -Te seguiré adondequiera que vayas.Jesús le respondió: -Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.A otro le dijo: -Sígueme. El respondió: -Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre. Jesús le replicó: -Deja que los muertos entierren. Otro le dijo: -Te seguiré, Señor, pero permíteme despedirme primero de mi familia.
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Jesús le contestó: -El que echa mano al arado y sigue mirando atrás, no vale para el reino de Dios. Lc 10:1-15 Después de esto el Señor designó a otros setenta y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les dijo: -La mies es abundante y los braceros pocos; por eso, rogad al Señor de la mies que mande braceros a su mies. ¡En marcha! Mirad que os envío como corderos entre lobos. No llevéis bolsa ni alforja ni sandalias, y no os paréis a saludar por el camino. Cuando entréis en una casa, lo primero saludad: “Paz a esta casa”; si hay allí gente de paz, la paz que les deseáis se posará sobre ellos; si no, volverá a vosotros. Quedaos en esa casa, comed y bebed de lo que tengan, que el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed de lo que os pongan, curad a los enfermos que haya y decidles: “Está cerca de vosotros el reinado de Dios”. Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a las calles y decidles: “Hasta el polvo de este pueblo que se nos ha pegado a los pies nos lo limpiamos, ¡para vosotros! De todos modos, sabed que está cerca el reinado de Dios”. Os digo que el día aquel le será más llevadero a Sodoma que a ese pueblo. ¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho las potentes obras que en vosotras, hace tiempo que se habrían arrepentido vestidas de saco y sentadas en ceniza. Por eso, el juicio le será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿piensas encumbrarte hasta el cielo? Bajarás al abismo (Is 14,13.15). Lc 11:2-3 Él les dijo: -Cuando oréis, decid: “Padre, proclámese ese nombre tuyo, llegue tu reinado; nuestro pan del mañana dánoslo cada día Lc 12:4-10 Os digo a vosotros, mis amigos: No temáis a los que matan el cuerpo y después no pueden hacer más. Os voy a indicar a quién tenéis que temer: Temed a aquel que, después de matar, tiene poder para arrojar al quemadero. Sí, os lo digo, a ése temedle. ¿No se venden cinco gorriones por cuatro cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo de ellos está olvidado por Dios. Es más, hasta los pelos de vuestra cabeza están todos contados. No tengáis miedo: valéis más que todos los gorriones juntos. Y os digo que si uno, quienquiera que sea, se pronuncia por mí ante los hombres, también el Hijo del hombre se pronunciará por él ante los ángeles de Dios. Pero si uno me niega ante los hombres, será negado él ante los ángeles de Dios. A todo el que diga algo contra el Hijo del hombre, se le podrá perdonar; pero el que insulte al Espíritu Santo no tendrá perdón. Lc 12:22-56 Y a los discípulos les dijo: -Por eso os digo: No andéis preocupados por la vida, pensando qué vais a comer; ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. Porque la vida vale más que el alimento y
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el cuerpo más que el vestido. Fijaos en los cuervos: ni siembran ni siegan, no tienen despensa ni granero y, sin embargo, Dios los alimenta. Y ¡cuánto más valéis vosotros que los pájaros! Y ¿quién de vosotros a fuerza de preocuparse podrá añadir una hora sola al tiempo de su vida? Entonces, si no sois capaces ni siquiera de lo pequeño, ¿por qué os preocupáis por lo demás? Fijaos cómo crecen los lirios: ni hilan ni tejen, y os digo que ni Salomón en todo su fasto estaba vestido como cualquiera de ellos. Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿cuánto más no hará por vosotros, gente de poca fe? No estéis con el alma en un hilo, buscando qué comer o qué beber. Son los paganos del mundo entero quienes ponen su afán en esas cosas, pero ya sabe vuestro Padre que tenéis necesidad de ellas. Por el contrario, buscad que él reine, y eso se os dará por añadidura. No temas, rebaño pequeño, que es decisión de vuestro Padre reinar de hecho entre vosotros. Vended vuestros bienes y dadlo en limosna; haceos bolsas que no se estropeen, una riqueza inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni echa a perder la polilla. Porque donde tengáis vuestra riqueza tendréis el corazón. Tened el delantal puesto y encendidos los candiles; pareceos a los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para, cuando llegue, abrirle en cuanto llame. ¡Dichosos esos siervos si el señor al llegar los encuentra despiertos! Os aseguro que él se pondrá el delantal, los hará recostarse y les irá sirviendo uno a uno. Si llega entrada la noche o incluso de madrugada y los encuentra así, ¡dichosos ellos! Esto ya lo comprendéis, que si el dueño de la casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, no le dejaría abrir un boquete en su casa. Estad también vosotros preparados, pues, cuando menos lo penséis, llegará el Hijo del hombre. Pedro le preguntó: -Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos en general? El Señor prosiguió: -Conque, ¿dónde está ese administrador fiel y sensato a quien el señor va a encargar de su servidumbre para que les reparta la ración a su debido tiempo? ¡Dichoso ese siervo si el amo al llegar lo encuentra cumpliendo con su encargo! Os aseguro que le confiará la administración de todos sus bienes. Pero si ese siervo se dice: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, el día que menos se lo espera y a la hora que no ha previsto llegará el señor de ese siervo y cortará con él, asignándole la suerte de los infieles. El siervo ese que, conociendo el deseo de su señor, no prepara las cosas o no las hace como su señor desea, recibirá muchos palos; en cambio, el que no lo conoce, pero hace algo que merece palos, recibirá pocos. Al que mucho se le ha dado, mucho se le exigirá; al que mucho se le ha confiado, más se le pedirá. Fuego he venido a lanzar a la tierra, y ¡cómo deseo que hubiese prendido ya! Pero tengo que ser sumergido por las aguas y no veo la hora de que eso se cumpla. ¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? Os digo que paz no, sino división. Porque, de ahora en adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; se dividirá padre contra hijo e hijo contra padre, madre
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contra hija e hija contra madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra (Miq 7,3). Y añadió para las multitudes: -Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: “Chaparrón tenemos”, y así sucede. Cuando sopla el sur, decís: “Va a hacer bochorno”, y lo hace. ¡Hipócritas!, si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo es que no sabéis interpretar el momento presente? Lc 13:22-35 Camino de la ciudad de Jerusalén enseñaba en los pueblos y aldeas que iba atravesando. Uno le preguntó: -Señor, ¿son pocos los que se salvan? Jesús les dio esta respuesta: -Forcejead para abriros paso por la puerta estrecha, porque os digo que muchos van a intentar entrar y no podrán. Una vez que el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, por mucho que llaméis a la puerta desde fuera diciendo: “Señor, ábrenos”, él os replicará: “No sé quiénes sois”. Entonces os pondréis a decirle: “Si hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”; pero él os responderá: “No sé quiénes sois; ¡lejos de mí todos los que practicáis la injusticia” Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera. Y también de oriente y occidente, del norte y del sur, habrá quienes vengan a sentarse en el banquete del reino de Dios. Y así hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos. En aquel momento se acercaron unos fariseos a decirle: -Vete, márchate de aquí, que Herodes quiere matarte. Él les contestó: -Id a decirle a ese don nadie: “Yo, hoy y mañana, seguiré curando y echando demonios; al tercer día habré acabado”. Pero hoy, mañana y pasado tengo que proseguir mi camino, porque no cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos como la clueca a sus pollitos bajo las alas, pero no habéis querido! Pues mirad, vuestra casa se os quedará vacía. Y os digo que no volveréis a verme hasta el día que exclaméis: “¡Bendito el que llega en nombre del Señor” (Sal 118,26). Lc 14:26-27 -Si uno quiere venirse conmigo y no me prefiere a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no carga con su cruz y se viene detrás de mí, no puede ser discípulo mío. Lc 14:33 Esto supuesto, todo aquel de vosotros que no renuncia a todo lo que tiene no puede ser discípulo mío. Lc 17:22-35 Y a sus discípulos les dijo: -Llegará un tiempo en que desearéis ver el primero de los días del Hijo del hombre y no lo veréis. Entonces os dirán: “Míralo aquí, míralo allí”. No vayáis ni corráis detrás; porque, igual
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que el fulgor del relámpago brilla de un extremo al otro del horizonte, así ocurrirá con el Hijo del hombre. Pero antes tiene que padecer mucho y ser rechazado por esta generación. Lo que pasó en los días de Noé pasará también en los del Hijo del hombre: comían, bebían y se casaban ellos y ellas, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos. Lo mismo sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban y construían; pero el día que Lot salió de Sodoma llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos. Así sucederá el día que el Hijo del hombre se manifieste. Aquel día, quien esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, que no baje por ellas; y quien esté en el campo, lo mismo, que no se vuelva Acordaos de la mujer de Lot. El que trate de poner su vida al seguro, la perderá; en cambio, el que la pierda, la conservará. Esto os digo: Aquella noche estarán dos en una cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán. Lc 18:6-8 Y el Señor añadió: -Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios ¿no reivindicará a sus elegidos, si ellos le gritan día y noche, o les dará largas? Os digo que los reivindicará cuanto antes. Pero cuando llegue el Hijo del hombre, ¿qué?, ¿va a encontrar esa fe en la tierra? Lc 18:22 Al oírlo Jesús, le dijo: -Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes y repártelo a los pobres, que tendrás un tesoro del cielo; y, anda, sígueme a mí. Lc 19:11 Como ellos lo estaban escuchando, añadió una parábola, porque estaba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el reinado de Dios iba a despuntar de un momento a otro. Lc 19:29-48 Al acercarse a Betfagé y Betania, en dirección al monte que llaman de los Olivos, envió a dos de sus discípulos diciéndoles: -Id a esa aldea de enfrente; al entrar encontraréis un borrico atado en el que nadie se ha montado nunca. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta por qué razón lo desatáis, contestadle que el Señor lo necesita. Los enviados fueron y encontraron lo que les había dicho. Mientras desataban el borrico, sus dueños les preguntaron: -¿Por qué desatáis el borrico? Contestaron ellos: -El Señor lo necesita. Se lo llevaron a Jesús, echaron sus mantos encima del borrico y ayudaron a Jesús a montarse. Según iba él avanzando, alfombraban el camino con los mantos. Cuando ya se acercaba a la bajada del Monte de los Olivos, la muchedumbre de los discípulos, en masa, empezó a alabar a Dios con alegría y a grandes voces por todas las potentes obras que habían visto. Decían: ¡Bendito el que viene como rey en nombre del Señor! Del cielo paz y a Dios gloria! (Sal 118,26). De entre la multitud, unos fariseos le dijeron: -Maestro, reprende a tus discípulos. Él replicó: -Os digo que si éstos callan gritarán las
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piedras. Al acercarse y ver la ciudad, le dijo llorando por ella: -¡Si también tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no, no tienes ojos para verlo.Por eso van a llegar días en que tus enemigos te rodeen de trincheras, te sitien, aprieten el cerco, te arrasen con tus hijos dentro y no dejen en ti piedra sobre piedra; porque no reconociste la oportunidad que Dios te daba. Entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: -Escrito está: Mi casa será casa de oración, pero vosotros la habéis convertido en una cueva de bandidos (Is 56,7; Jr 7,11) Todos los días enseñaba en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes y los letrados trataban de acabar con él, y lo mismo los notables del pueblo, pero no encontraban modo de hacer nada, porque el pueblo entero lo escuchaba pendiente de sus labios. Lc 20:9- 19 Entonces se puso a decirle al pueblo esta parábola: -Un hombre plantó una viña, la arrendó a unos labradores y se marchó a otro país para una buena temporada. A su tiempo envió un siervo a los labradores, para que le entregasen su tanto del fruto de la viña, pero los labradores lo apalearon y lo despidieron de vacío. Insistió mandando otro siervo, pero también a éste lo apalearon, lo insultaron y lo despidieron de vacío. Insistió mandando un tercero; pero también a éste lo malhirieron y lo echaron. El dueño de la viña se dijo entonces: -¿Qué hago? Voy a mandar a mi hijo querido; quizás a él lo respetarán. Pero los labradores, al verlo, razonaron entre ellos: -Éste es el heredero; lo matamos y será nuestra la herencia. Lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. -Vamos a ver, ¿qué hará con ellos el dueño de la viña? Irá, acabará con aquellos labradores y dará la viña a otros. Al oír esto exclamaron: -¡No lo permita Dios! Él, mirándolos fijamente, les dijo: -¿Qué significa entonces aquel texto de la Escritura: “La piedra que desecharon los constructores se ha convertido en piedra angular”? (Sal 118,22). Todo el que caiga sobre esa piedra se estrellará y, si ella cae sobre alguno, lo hará trizas. Los letrados y los sumos sacerdotes, dándose cuenta de que la parábola iba por ellos, intentaron echarle mano en aquel mismo momento, pero tuvieron miedo del pueblo. Lc 21:25-33 Habrá señales en el sol, la luna y las estrellas, y en la tierra las naciones paganas serán presa de angustia, en vilo por el estruendo del mar y el oleaje, mientras los hombres quedarán sin aliento por la temerosa expectación de lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo vacilarán. Entonces verán llegar al Hijo del hombre en una nube con gran potencia y gloria (Dn 7,13-14). Cuando empiece a suceder esto, poneos derechos y alzad la cabeza, porque está cerca vuestra liberación. Y les puso una comparación: -Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que el verano está cerca. Pues lo mismo, cuando veáis vosotros que están sucediendo estas cosas, sabed que está cerca
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el reinado de Dios. Os aseguro que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Lc 22:14-18 Cuando llegó la hora, se recostó Jesús a la mesa y los apóstoles con él; y les dijo: -¡Cuánto he deseado cenar con vosotros esta Pascua antes de mi pasión! Porque os digo que no la comeré más hasta que tenga su cumplimiento en el reino de Dios. Aceptando una copa pronunció una acción de gracias y dijo: -Tomad, repartidla entre vosotros; porque os digo que desde ahora no beberé más del producto de la vid hasta que no llegue el reinado de Dios. Lc 22:28-30 Sois vosotros los que os habéis mantenido a mi lado en las tentaciones, y yo os confiero la realeza como mi Padre me la confirió a mí. Cuando yo reine, comeréis y beberéis a mi mesa y os sentaréis en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. JUAN Jn 1:29 Al día siguiente, vio a Jesús que llegaba hacia él, y dijo: -Mirad el Cordero de Dios, el que va a quitar el pecado del mundo. Jn 1:50-51 Jesús le contestó: -¿Es porque te he dicho que me fijé en ti debajo de la higuera por lo que crees? Pues cosas más grandes verás. Y le dijo: -Sí, os lo aseguro: Veréis el cielo quedar abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar por el Hijo del hombre. Jn 5:25-29 Sí, os aseguro que se acerca la hora, o, mejor dicho, ha llegado, en que los muertos van a oír la voz del Hijo de Dios, y los que la escuchen tendrán vida. Porque lo mismo que el Padre dispone de la vida, así también ha concedido al Hijo disponer de la vida y, además, le ha dado autoridad para pronunciar sentencia, porque es hombre. No os asombre esto, porque se acerca la hora en que van a oír su voz los que están en el sepulcro, y saldrán: los que practicaron el bien, para comparecer y tener vida; los que obraron con bajeza, para comparecer y recibir sentencia. Jn 12:12-16 Al día siguiente, la multitud que había llegado para la fiesta, al oír que Jesús llegaba a Jerusalén, cogieron los ramos de las palmas, salieron a su encuentro y empezaron a dar gritos: -¡Sálvanos! ¡Bendito el que llega en nombre del Señor, el rey de Israel!(Sal 118,25). Pero Jesús encontró un borriquillo y se montó en él, como estaba escrito: No temas, ciudad de Sión, mira a tu rey que llega montado en un borrico (Zac 9,9). Sus discípulos no
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comprendieron esto al principio, pero cuando Jesús manifestó su gloria se acordaron de que habían hecho con él lo mismo que estaba escrito. Jn 12:23- 28 Jesús les respondió: -Ha llegado la hora de que se manifieste la gloria del Hijo del hombre Sí, os lo aseguro: Si el grano de trigo una vez caído en la tierra no muere, permanece él solo; en cambio, si muere, produce mucho fruto. Tener apego a la propia vida es destruirse, despreciar la propia vida en medio del orden este es conservarse para una vida definitiva. El que quiera ayudarme, que me siga, y así, allí donde yo estoy, estará también el que me ayuda. A quien me ayude lo honrará el Padre. Ahora me siento fuertemente agitado; pero ¿qué voy a decir: «Padre, líbrame de esta hora»? ¡Pero si para esto he venido, para esta hora! ¡Padre, manifiesta la gloria de tu persona! Vino entonces una voz desde el cielo: -¡Como la manifesté, volveré a manifestarla! Jn 13:31-32 Cuando salió, dijo Jesús: -Acaba de manifestarse la gloria del Hijo del hombre y, por su medio, la de Dios; y, por su medio, Dios va a manifestar su gloria y va a manifestarla muy pronto. Jn 14:1-3 No estéis intranquilos; mantened vuestra adhesión a Dios manteniéndola a mi. En el hogar de mi Padre hay vivienda para muchos; si no, os lo habría dicho. Voy a prepararos sitio. Cuando vaya y os lo prepare, vendré de nuevo y os acogeré conmigo; así, donde estoy yo estaréis también vosotros. Jn 21:20-22 Al volverse, Pedro vio al discípulo predilecto de Jesús, que iba siguiendo, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?» Pedro, entonces, al verlo, le preguntó a Jesús: -Señor, y éste, ¿qué? Le respondió Jesús: -Y si quiero que se quede mientras sigo viniendo, ¿a ti qué te importa? Tú sígueme a mí. HECHOS Hch 1:6-8 Ellos, por su parte, se reunieron para preguntarle: -Señor, ¿es en esta ocasión cuando vas a restaurar el reino para Israel? Pero él les repuso: -No es cosa vuestra conocer ocasiones o momentos que el Padre ha reservado a su propia autoridad; al contrario, recibiréis fuerza, cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros, y así seréis testigos míos en Jerusalén y también en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra. 27
Hch 2:17- 21 Sucederá en los últimos días -dice Dios- que derramaré mi Espíritu sobre todo mortal: Profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas, vuestros jóvenes tendrán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños; y sobre mis siervos y mis siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días y profetizarán. Haré prodigios arriba en el cielo y señales abajo en la tierra: sangre, fuego, nubes de humo; el sol se hará tinieblas y la luna se teñirá de sangre, antes de que llegue el día del Señor, grande y esplendoroso. Sucederá que cuantos invoquen el nombre del Señor se salvarán (Jl 3,1-5). Hch 2:44-45 Todos los que iban creyendo abrigaban el mismo propósito y lo tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y lo repartían entre todos según la necesidad de cada uno. Hch 3:19-21 Por tanto, arrepentíos y convertíos para que se borren vuestros pecados; a ver si el Señor manda tiempos de consuelo y envía el Mesías que os estaba destinado, Jesús. El cielo tiene que retenerlo hasta que llegue la restauración universal que Dios anunció desde antiguo por boca de sus santos Profetas. Hch 4:33-35 Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho vigor; todos ellos eran muy bien vistos, porque entre ellos no había ningún indigente, ya que los que poseían campos o casas los vendían, llevaban el producto de la venta y lo ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno. Hch 17:30-31 Pues bien, Dios, pasando por alto aquellos tiempos de ignorancia, manda ahora a todos los hombres, en todas partes, que se enmienden; porque tiene señalado un día en que juzgará el universo con justicia por medio de un hombre designado por él, y ha dado a todos garantía de esto resucitándolo de la muerte. Hch 18:5-6 Pero cuando bajaron de Macedonia tanto Silas como Timoteo, se consagró por entero a la predicación, sosteniendo ante los judíos que Jesús es el Mesías. Como éstos se cerraban en banda y lo insultaban, Pablo se sacudió la ropa y les dijo: -Vosotros sois responsables de lo que os ocurra, yo no tengo culpa. En adelante me voy con los paganos. Hch 20:26-27 Por eso os declaro en el día de hoy que no soy responsable de la suerte de nadie, porque no me he retraído de anunciaros enteramente el plan de Dios. 28
ROMANOS Rom 2:5-8 Pues con la dureza de tu corazón impenitente te estás almacenando castigos para el día del castigo, cuando se revelará el justo juicio de Dios, que pagará a cada uno según sus obras. A los que perseveraron en hacer el bien, buscando gloria y honor que no decaen, les dará vida eterna; a los que por egoísmo se rebelaron contra la verdad y se afiliaron a la injusticia, les dará un castigo implacable. Rom 8:18-24 Sostengo además que los sufrimientos del tiempo presente son cosa de nada comparados con la gloria que va a revelarse reflejada en nosotros. De hecho, la humanidad otea impaciente aguardando a que se revele lo que es ser hijos de Dios; porque, aun sometida al fracaso (no por su gusto, sino por aquel que la sometió), esta misma humanidad abriga una esperanza: que se verá liberada de la esclavitud a la decadencia, para alcanzar la libertad y la gloria de los hijos de Dios. Sabemos bien que hasta el presente la humanidad entera sigue lanzando un gemido universal con los dolores de su parto. Más aún: incluso nosotros, que poseemos el Espíritu como primicia, gemimos en lo íntimo a la espera de la plena condición de hijos, del rescate de nuestro ser, pues con esta esperanza nos salvaron. Ahora bien, esperanza de lo que se ve ya no es esperanza; ¿quién espera lo que ya ve? Rom 13:11-12 Y más conociendo las circunstancias; ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora tenemos la salvación más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades propias de las tinieblas y pertrechémonos para actuar en la luz. Rom 16:20 que el Dios de la paz no tardará en aplastar a Satanás bajo vuestros pies. El favor de nuestro Señor Jesús os acompañe. I CORINTIOS 1Cor 1:6-9 así se vio confirmado entre vosotros el testimonio que damos del Mesías, hasta el punto de que en ningún don os quedáis cortos, mientras aguardáis la manifestación de nuestro Señor, Jesús Mesías; él por su parte os mantendrá firmes hasta el fin, para que el día de nuestro Señor Jesús nadie pueda acusaros. Fiel es Dios, y él os llamó a ser solidarios de su Hijo, Jesús Mesías, Señor nuestro. 1Cor 3:13-15 Y la obra de cada uno se verá por lo que es, pues el día aquel la pondrá de manifiesto; porque ese día amanecerá con fuego, y el fuego pondrá a prueba la calidad de cada obra: si la obra de uno resiste, recibirá su
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recompensa. Si se quema, la perderá; él sí saldrá con vida, pero como quien escapa de un incendio. 1Cor 4:5 Por consiguiente, no juzguéis nada antes de tiempo, esperad a que llegue el Señor: él sacará a la luz lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los motivos del corazón. Entonces cada uno recibirá su calificación de Dios. 1Cor 5:4-5 reunidos vosotros -y yo en espíritu- en nombre de nuestro Señor Jesús, con el poder de nuestro Señor Jesús entregad a ese individuo a Satanás; humanamente quedará destrozado, pero la persona se salvará el día del Señor. 1Cor 6:1-3 Cuando uno de vosotros está en litigio con un compañero, ¿cómo tiene el valor de hacer que lo juzguen paganos y no gente consagrada?, o ¿es que no sabéis que los consagrados juzgarán el universo? Y si vosotros vais a juzgar al mundo, ¿no seréis competentes para pleitos de nada? No olvidéis que juzgaremos a ángeles; cuánto más asuntos de la vida ordinaria. 1Cor 7:17-31 Fuera de este caso, viva cada uno en la condición que el Señor le asignó, en el estado en que Dios lo llamó. Esta norma doy en todas las comunidades. ¿Te llamó Dios estando circuncidado? No lo disimules. ¿Te ha llamado sin estarlo? No te circuncides. Estar circuncidado o no estarlo no significa nada, lo que importa es cumplir lo que Dios manda. Siga cada uno en el estado en que Dios lo llamó. ¿Te llamó Dios de esclavo? No te importe (aunque si de hecho puedes obtener la libertad, mejor aprovéchate), porque si el Señor llama a un esclavo, el Señor le da la libertad; y lo mismo: si llama a uno libre, es esclavo de Cristo. Pagaron para compraros, no seáis esclavos de hombres. Hermanos: cada uno siga ante Dios en la condición en que lo llamaron. Respecto a los solteros no ha dispuesto el Señor nada, que yo sepa; os doy mi parecer como creyente que soy por la misericordia del Señor. Estimo que lo que dije está bien por motivo de la calamidad que se viene encima; es decir, que está bien quedarse como uno está. ¿Estás unido a una mujer? No trates de separarte. ¿Estás soltero? No busques mujer, aunque si te casas no haces nada malo, y si una soltera se casa, tampoco. Es verdad que en lo humano pasarán ésos sus apuros, pero yo os respeto. Lo que afirmo es que el plazo se ha acortado; en adelante, los que tienen mujer pórtense como si no la tuvieran; los que sufren, como si no sufrieran; los que gozan, como si no gozaran; los que adquieren, como si no poseyeran; los que sacan partido de este mundo, como si no disfrutaran, porque el papel de este mundo está para terminar. 30
1Cor 10:11 A ellos les sucedían estas cosas para que aprendieran, y se escribieron para que escarmentemos nosotros, a quienes llegan los resultados de la historia. 1Cor 11:26-27 Y de hecho, cada vez que coméis de ese pan y bebéis de esa copa, proclamáis la muerte del Señor, hasta que él vuelva. Por consiguiente, el que come del pan o bebe de la copa del Señor sin darles su valor tendrá que responder del cuerpo y de la sangre del Señor. 1Cor 15:23-28 aunque cada uno en su propio turno: como primer fruto, el Mesías; después, los del Mesías el día de su venida; luego el fin, cuando entregue el reinado a Dios Padre, cuando haya aniquilado toda soberanía, autoridad y poder. Porque su reinado tiene que durar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies; como último enemigo aniquilará a la muerte: pues «todo lo han sometido bajo sus pies» (Sal 8,7) (aunque cuando diga: «Todo le está sometido», se exceptuará evidentemente el que le sometió el universo). Y cuando el universo le quede sometido, entonces también el Hijo se someterá al que se lo sometió, y Dios lo será todo en todos. 1Cor 15:50-57 Quiero decir, hermanos, que esta carne y hueso no pueden heredar el reino de Dios ni lo ya corrompido heredar la incorrupción. Mirad, os revelo un secreto: no todos moriremos, pero todos seremos transformados en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al son de la trompeta final. Cuando resuene, los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados; porque esto corruptible tiene que vestirse de incorrupción y esto mortal tiene que vestirse de inmortalidad. Entonces, cuando esto corruptible se vista de incorrupción y esto mortal de inmortalidad, se cumplirá lo que está escrito: «Sucumbió la muerte en la victoria». «Muerte, ¿dónde está tu victoria?, ¿dónde está, muerte, tu aguijón?» (Os 13,14). El aguijón de la muerte es el pecado, y la fuerza del pecado, la Ley. ¡Demos gracias a Dios que nos da esta victoria por medio de nuestro Señor, Jesús Mesías! 1Cor 16:21-22 La despedida, de mi mano: Pablo. El que no quiera al Señor, fuera con él. Ven, Señor. II CORINTIOS 2Cor 1:14 y ya que me habéis entendido en parte, espero que entenderéis del todo que yo seré una honra para vosotros, como vosotros lo seréis para mí, el día de nuestro Señor Jesús. 2Cor 5:1-5 Es que sabemos que si nuestro albergue terrestre, esta tienda de campaña, se derrumba, tenemos un edificio que viene de Dios, un albergue
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eterno en el cielo, no construido por hombres; y de hecho por eso suspiramos, por el anhelo de vestirnos encima la morada que viene del cielo, suponiendo que, al quitarnos ésta, no quedemos desnudos del todo. Sí, los que vivimos en tiendas suspiramos abrumados, porque no querríamos quitarnos lo que tenemos puesto, sino vestirnos encima, de modo que lo mortal quedase absorbido por la vida. Quien nos preparó concretamente para eso fue Dios, y como garantía nos dio el Espíritu. EFESIOS Ef 4:30-31 No aflijáis al santo Espíritu de Dios que os selló para el día de la liberación: nada de brusquedad, coraje, cólera, voces ni insultos; desterrad eso y toda inquina. FILIPENSES Flp 1:10-11 así podréis vosotros acertar con lo mejor y llegar genuinos y sin tropiezo al día del Mesías, colmados de ese fruto de rectitud que viene por Jesús Mesías, para gloria y alabanza de Dios. Flp 2:16 manteniendo un mensaje de vida. El día del Mesías eso será una honra para mí, que mis trabajos no hayan sido inútiles ni mis fatigas tampoco. Flp 3:20-21 Nosotros, en cambio, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos como salvador al Señor Jesús, el Mesías; él transformará la bajeza de nuestro ser reproduciendo en nosotros el esplendor del suyo, con esa energía que le permite incluso someterse el universo. Flp 4:5 Que todo el mundo note lo comprensivos que sois. El Señor está cerca COLOSENSES Col 3:3-4 Moristeis, repito, y vuestra vida está escondida con el Mesías en Dios; cuando se manifieste el Mesías, que es vuestra vida, con él os manifestaréis también vosotros gloriosos. 32
I TESALONICENSES 1Tes 1:9- 10 ellos mismos, hablando de nosotros, cuentan qué acogida nos hicisteis, cómo abandonando los ídolos os convertisteis a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero y aguardar la vuelta desde el cielo de su Hijo, al que resucitó de la muerte, de Jesús, el que nos libra del castigo que viene. 1Tes 2:19-20 Al fin y al cabo, ¿quién sino vosotros será nuestra esperanza, nuestra alegría y nuestra honrosa corona ante nuestro Señor Jesús cuando venga? Sí, nuestra gloria y alegría sois vosotros. 1Tes 3:13 que os afiance así interiormente, para que os presentéis con una santidad sin tacha ante Dios nuestro Padre cuando vuelva nuestro Señor Jesús con todos sus santos. 1Tes 4:13-18 Hermanos, no queremos que ignoréis la suerte de los que mueren, para que no os aflijáis como esos otros que no tienen esperanza. ¿No creemos que Jesús murió y resucitó? Pues también a los que han muerto, Dios, por medio de Jesús, los llevará con él. Mirad, esto que voy a deciros se apoya en una palabra del Señor: nosotros los que quedemos vivos para cuando venga el Señor, no llevaremos ventaja a los que hayan muerto; pues cuando se dé la orden, a la voz del arcángel y al son de la trompeta celeste, el Señor en persona bajará del cielo; primero resucitarán los cristianos difuntos, luego nosotros, los que quedemos vivos, junto con ellos seremos arrebatados en nubes, para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras. 1Tes 5:1-11 Acerca del tiempo y las circunstancias, no necesitáis, hermanos, que se os escriba, pues sabéis perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón de noche. Cuando estén diciendo «hay paz y seguridad», entonces les caerá encima de improviso el exterminio, como los dolores a una mujer encinta, y no podrán escapar. A vosotros, en cambio, que no vivís en tinieblas, ese día no tiene por qué sorprenderos como un ladrón, pues todos vivís en la luz y en pleno día. No pertenecemos a la noche ni a las tinieblas, por eso no durmamos como los demás, estemos despiertos y despejados. Los que duermen, duermen de noche; los borrachos se emborrachan de noche; en cambio, nosotros, que pertenecemos al día, estemos despejados y armados: la fe y el amor mutuo sean nuestra coraza; la esperanza de la salvación, nuestro casco (Is 59,17). Porque Dios no nos ha destinado al castigo, sino a obtener la salvación por medio de nuestro Señor, Jesús Mesías; él murió por nosotros para que, despiertos o dormidos, vivamos con él. Por eso animaos mutuamente y ayudaos unos a otros a crecer, como ya lo hacéis.
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1Tes 5:14 Por favor, hermanos, llamad la atención a los ociosos, animad a los apocados, sostened a los débiles, sed pacientes con todos. 1Tes 5:23-24 Que el Dios de la paz os consagre él mismo íntegramente y que vuestra entera persona, alma y cuerpo, se conserve sin tacha para la venida de nuestro Señor, Jesús Mesías. El que os llama es fiel y él lo hará. II TESALONICENSES 2Tes 1:4-10 Esto hace que nos mostremos orgullosos de vosotros ante las iglesias, por la constancia de vuestra fe en medio de todas las persecuciones y agobios que soportáis. Esto es indicio claro del justo juicio de Dios, que se propone concederos su Reino, por el cual bien que padecéis; ya que será justo a los ojos de Dios pagar con aflicción a los que os afligen y con alivio a vosotros los afligidos, junto con nosotros, cuando el Señor Jesús se revele, viniendo del cielo con sus poderosos ángeles, en medio de un fuego llameante, para hacer justicia contra los que se niegan a reconocer a Dios (Is 66,15) y a responder al evangelio de nuestro Señor Jesús; su castigo será la ruina definitiva, lejos de la presencia del Señor y del esplendor de su fuerza (Is 2,10-17), cuando venga él aquel día, para que en sus consagrados se manifieste su gloria, y en todos los que creyeron, sus maravillas; y vosotros creísteis nuestro testimonio. 2Tes 2:1-12 A propósito de la venida de nuestro Señor, Jesús Mesías, y de nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no perdáis fácilmente la cabeza ni os excitéis por supuestas revelaciones, dichos o cartas nuestras, como si afirmásemos que el día del Señor está encima. Que nadie en modo alguno os desoriente; primero tiene que llegar la apostasía y aparecer la impiedad en persona, el hombre destinado a la ruina, el que se enfrentará y se pondrá por encima de todo lo que se llama Dios o es objeto de culto hasta instalarse en el templo de Dios (Dn 11,36), proclamándose él mismo Dios. ¿No recordáis que estando aún con vosotros os hablaba de esto? Sabéis lo que ahora lo frena, para que su aparición llegue a su debido tiempo. Porque esta impiedad escondida está ya en acción; apenas se quite de en medio el que por el momento lo frena, aparecerá el impío, a quien el Señor Jesús destruirá con el aliento de su boca (Is 11,4; Sal 33,6) y aniquilará con el esplendor de su venida. La venida del impío tendrá lugar, por obra de Satanás, con ostentación de poder, con portentos y prodigios falsos, y con toda la seducción que la injusticia ejerce sobre los que se pierden, en pago de no haberse abierto al amor de la verdad que los habría salvado. Por eso Dios les manda un extravío que los incita a creer a la mentira; así todos los que no dieron fe a la verdad y aprobaron la injusticia serán llamados a juicio.
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2Tes 3:11-12 Es que nos hemos enterado de que algunos de vuestro grupo viven en la ociosidad, muy ocupados en no hacer nada;a éstos les mandamos y recomendamos en nombre del Señor, Jesús Mesías, que trabajen pacíficamente y así ganen para comer. I TIMOTEO 1Tim 4:1-4 El Espíritu dice expresamente que en los últimos tiempos algunos abandonarán la fe, por dar oídos a inspiraciones erróneas y enseñanzas de demonios, de impostores hipócritas, embotados de conciencia. Ésos prohibirán el matrimonio y el comer ciertos alimentos, que Dios creó para que los gustaran con gratitud los fieles que conocen la verdad. Porque todo lo que Dios ha creado es bueno, no hay que desechar nada, basta tomarlo con agradecimiento, 1Tim 6:13-16 Y ahora, delante de Dios que da vida al universo y del Mesías Jesús que dio testimonio ante Poncio Pilato con tan noble profesión, te insisto en que guardes el encargo sin mancha ni reproche hasta la venida de nuestro Señor Jesús Mesías; a su debido tiempo lo manifestará Dios bienaventurado y único soberano, rey de reyes y señor de señores, único que posee la inmortalidad, que habita en una luz inaccesible, a quien nadie ha visto ni puede ver. A él honor y dominio eterno, amén. II TIMOTEO 2Tim 3:1 Ten presente que en los tiempos finales va a haber momentos difíciles: 2Tim 4:1-8 Delante de Dios y del Mesías Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos, te pido encarecidamente, en nombre de su venida y de su reinado: proclama el mensaje, insiste a tiempo y a destiempo, usando la prueba, el reproche y la exhortación, con la mayor comprensión y competencia; porque va a llegar el momento en que la gente no soportará la doctrina sana; no, según sus propios caprichos, se rodearán de maestros que les halaguen el oído; se harán sordos a la verdad y darán oídos a las fábulas. Tú no pierdas nunca el control, soporta lo adverso, trabaja en propagar la buena noticia y desempeña bien tu servicio, pues por lo que a mí toca, estoy para derramar mi sangre y no me falta mucho para soltar las amarras. He competido en noble lucha, he corrido hasta la meta, me he mantenido fiel. Ahora ya me aguarda la merecida corona con la que el Señor, juez justo, me premiará el último día, y no sólo a mí, sino también a todos los que anhelan su venida.
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TITO Tit 2:12-14 nos enseñó a rechazar la vida impía y los deseos mundanos, y a vivir en este mundo con equilibrio, rectitud y piedad, aguardando la dicha que esperamos: la venida de Jesús Mesías, gloria del gran Dios y salvador nuestro, del que se entregó por nosotros para rescatamos de toda clase de maldad y purificarse un pueblo elegido, entregado a hacer el bien. HEBREOS Heb 9:26-28 si no, habría tenido que sufrir muchas veces desde que se creó el mundo. De hecho, su manifestación ha tenido lugar una sola vez, al final de la historia, para abolir con su sacrificio el pecado. Por cuanto es destino de cada hombre morir una vez, y luego un juicio, así también el Mesías se ofreció una sola vez, para quitar los pecados de tantos; la segunda vez, ya sin relación con el pecado, se manifestará a los que lo aguardan para salvarlos. Heb 10:23-25 aferrémonos a la esperanza inamovible que profesamos, pues fiel es quien hizo la promesa, y considerémonos unos a otros para acicate del amor mutuo y del bien obrar, sin faltar a nuestra reunión, como algunos suelen; animaos, en cambio, y mucho más viendo que se acerca aquel día. Heb 10:36-37 Es decir, os hace falta constancia, para realizar el designio de Dios y alcanzar así la promesa; porque ya «falta poco, muy poco, para que llegue el que viene; no se retrasará» (Is 26,20 LXX). Heb 12:2-28 fijos los ojos en el pionero y consumador de la fe, Jesús; el cual, por la dicha que le esperaba, sobrellevó la cruz, despreciando la ignominia, y está sentado a la derecha del trono de Dios. Meditad, pues, en el que soportó tanta oposición de parte de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo. Aún no habéis resistido hasta la sangre en vuestra lucha con el pecado; además habéis echado en olvido la recomendación que os dirigen como a hijos: «Hijo mío, no tengas en poco que el Señor te eduque, ni te desanimes cuando te reprende; porque el Señor educa a los que ama y da azotes a los hijos que reconoce por suyos» (Prov 3,11-12 LXX). Lo que soportáis os educa, Dios os trata como a hijos; y ¿qué hijo hay a quien su padre no corrija? Si os eximen de la corrección, que es patrimonio de todos, será que sois bastardos y no hijos. Más aún, tuvimos por educadores a nuestros padres carnales y nos portábamos bien. ¿No nos sujetaremos con mayor razón al Padre de nuestro espíritu para tener vida? Porque aquéllos nos educaban para
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breve tiempo, según sus luces; Dios, en cambio, en la medida de lo útil, para que participemos de su santidad. En el momento ninguna corrección resulta agradable, sino molesta; pero después, a los que se han dejado entrenar por ella, los resarce con un fruto apacible de honradez. Por eso fortaleced los brazos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, plantad los pies en sendas llanas (Is 35,3) para que la pierna coja no se disloque, sino se cure. Esmeraos en tener paz con todos y en vivir consagrados, sin lo cual nadie verá al Señor. Velad por que nadie quede excluido del favor de Dios, por que no retoñe ninguna raíz venenosa y dañe contagiando a la multitud, y por que nadie se prostituya y profane como Esaú, que por un solo plato vendió sus derechos de primogénito. Sabéis que más tarde quiso heredar la bendición, pero fue excluido, pues no obtuvo la retractación por más que la pidió hasta con lágrimas. No os habéis acercado a un monte tangible y a un fuego ardiente, ni a densos nubarrones y tormenta, ni al estrépito de la trompeta ni al clamor de las palabras; fue tal que aquéllos, al oírlo, pidieron que no continuase. No podían soportar lo que mandaba: «Quien toque el monte, aunque sea un animal, morirá apedreado» (Éx 19,12s). Tan espantoso era el espectáculo, que dijo Moisés: «Estoy temblando de miedo» (Dt 9,19). En cambio os habéis acercado al monte Sión, a la ciudad de Dios vivo, la Jerusalén celeste; a los millares de ángeles en fiesta; a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo; a Dios, juez de todo; a los espíritus de los justos llegados a la meta; al mediador de una nueva alianza, Jesús, y a la sangre de la aspersión, que clama con más fuerza que la de Abel. Cuidado con rechazar al que habla, pues si aquéllos no escaparon por haber rechazado al que transmitía los oráculos en la tierra, cuánto menos nosotros, si volvemos la espalda al que habla desde el cielo. Su voz entonces hizo vacilar la tierra, pero ahora tiene prometido esto: «La última vez haré vacilar no sólo la tierra, sino también el cielo» (Ag 2,6). Esa «última vez» indica la desaparición de lo que vacila por ser creado, para que quede lo inconmovible. Por eso nosotros, que recibimos un reino inconmovible, estemos agradecidos; sirvamos así a Dios, como a él le agrada, con piedad y reverencia, Heb 13:13-15 Salgamos, pues, a encontrarlo fuera del campamento, cargados con su oprobio, que aquí no tenemos ciudad permanente; andamos en busca de la futura. Por su medio ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el tributo de labios que bendicen su nombre. SANTIAGO Sant 5:1-9 Vamos, ahora los ricos: llorad a gritos por las desgracias que se os vienen encima. Vuestra riqueza se ha podrido, vuestros trajes se han apolillado, vuestro oro y vuestra plata se han oxidado, su roña será testigo en
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contra vuestra y se comerá vuestras carnes como fuego; atesorasteis... para los últimos días. Mirad, el jornal de los braceros que segaron vuestros campos, defraudado por vosotros, está clamando, y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor de los ejércitos. Con lujo vivisteis en la tierra y os disteis la gran vida, cebando vuestros apetitos... para el día de la matanza. Condenasteis y asesinasteis al inocente: ¿no se os va a enfrentar Dios? Tened paciencia, hermanos, hasta que venga el Señor; mirad cómo el labrador aguarda la valiosa cosecha de la tierra esperando con paciencia a que reciba la lluvia temprana y la tardía (Dt 11,14). No perdáis la paciencia tampoco vosotros, reforzad el ánimo, que la venida del Señor está cerca. Hermanos: no os quejéis unos de otros, para que no os den sentencia; mirad que el juez está a la puerta; I PEDRO 1Pe 1:5-8 que, gracias a la fe, estáis custodiados por la fuerza de Dios; para la salvación dispuesta a revelarse en el momento final. Por eso saltáis de gozo, si hace falta ahora sufrir por algún tipo de diversas pruebas; de esa manera los quilates de vuestra fe resultan más preciosos que el oro perecedero que, sin embargo, se aquilata a fuego, y alcanzará premio, gloria y honor cuando se revele Jesús Mesías. Vosotros no lo visteis, pero lo amáis; ahora, creyendo en él sin verlo, sentís un gozo indecible, radiantes de alegría, 1Pe 1:13 Por eso, con la mente preparada para el servicio y viviendo con sobriedad, poned una esperanza sin reservas en el don que os va a traer la manifestación de Jesús Mesías. 1Pe 2:11-12 Amigos míos, como a forasteros y emigrantes que sois, os recomiendo que os mantengáis a distancia de esos bajos deseos que nos hacen la guerra; o sea, portaos honradamente entre los paganos; así, ya que os tachan de malhechores, las buenas acciones de que son testigos los obligarán a rectificar el día que Dios los visite. 1Pe 4:7 Además, el final de todo está cerca; por tanto, calma y sobriedad para poder orar. 1Pe 4:13 Al contrario, estad alegres en proporción a los sufrimientos que compartís con el Mesías; así también cuando se revele su gloria, desbordaréis de alegría. 1Pe 4:17-19 Es que ha llegado el momento del juicio y está empezando por el templo de Dios. Si lo nuestro es el principio, ¿cuál será el final con los que se
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rebelan contra la buena noticia de Dios? Si el justo a duras penas se salva, ¿qué va a ser del impío y pecador (Prov 11,31 LXX)? Conclusión: los que padecen según ese designio de Dios, que practiquen el bien, poniéndose así en manos del Creador, que es fiel. 1Pe 5:1-4 Me dirijo a los responsables de vuestras comunidades, yo, responsable como ellos, que fui testigo de la pasión del Mesías y experimenté la gloria que va a revelarse: cuidad del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, mirad por él, no por obligación, sino de buena gana, como Dios quiere; tampoco por sacar dinero, sino con entusiasmo; no tiranizando a los que os han confiado, sino haciéndoos modelos del rebaño. Así, cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona perenne de la gloria. II PEDRO 2Pe 3:3-18 Sobre todo tened presente que en los últimos días vendrán hombres que se burlarán de todo y que procederán como les dicten sus deseos. Ésos preguntarán: «¿En qué ha quedado la promesa de su venida? Nuestros padres murieron y desde entonces todo sigue como desde que empezó el mundo». Éstos pretenden ignorar que originariamente existieron cielo y tierra; con su palabra, Dios los sacó del agua y los estableció entre las aguas; por eso el mundo de entonces pereció inundado por el agua. Y por esa misma palabra, el cielo y la tierra de ahora están reservados para el fuego, guardados para el día del juicio y de la ruina de los impíos. Pero no olvidéis una cosa, amigos, que para el Señor un día es como mil años y mil años como un día. No retrasa el Señor lo que prometió, aunque algunos lo estimen retraso; es que tiene paciencia con vosotros, porque no quiere que nadie perezca, quiere que todos tengan tiempo para enmendarse. El día del Señor llegará como un ladrón, y entonces los cielos acabarán con un estampido, los elementos se desintegrarán abrasados y la tierra y lo que se hace en ella desaparecerán. En vista de esa desintegración universal, ¿qué clase de personas deberéis ser en la conducta santa y en las prácticas de piedad, mientras aguardáis y apresuráis la llegada del día de Dios? Ese día incendiará los cielos hasta desintegrarlos, abrasará los elementos hasta fundirlos. Ateniéndonos a su promesa, aguardamos un cielo nuevo y una tierra nueva en los que habite la justicia (Is 65,17; 66,22). Por eso, amigos, mientras aguardáis esto, poned empeño en estar en paz con él, libres de mancha y defecto. Considerad que la paciencia de Dios es nuestra salvación, como os escribió nuestro querido hermano Pablo con el saber que Dios le dio. En todas sus cartas habla de esto; es verdad que hay en ellas pasajes difíciles, que esos ignorantes e inestables tergiversan, como hacen con las demás Escrituras, para su propia ruina. Así pues, amigos, vosotros estáis prevenidos; estad en guardia para que no os arrastre el error de esos hombres
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sin principios y perdáis pie. Creced en el favor y el conocimiento de nuestro Señor Jesús el Mesías, a quien sea la gloria ahora y hasta el día eterno, amén. I JUAN 1Jn 2:18 Hijos, es un momento decisivo. ¿No oísteis que iba a venir un anticristo? Pues mirad cuántos anticristos se han presentado: de ahí deducimos que es un momento decisivo. 1Jn 2:28 Pues ahora, hijos, seguid con él, para que, si se manifiesta, nos sintamos seguros y no tengamos que alejarnos de él, avergonzados, el día de su visita. 1Jn 3:2 Amigos míos, hijos de Dios lo somos ya, aunque todavía no se ha manifestado lo que vamos a ser; pero sabemos que cuando eso se manifieste seremos semejantes a él, puesto que lo veremos como es. 1Jn 4:17-18 Entonces queda realizado el amor en nosotros, cuando nos sentimos seguros en el momento de ser juzgados, porque lo que es él, también lo somos nosotros en este mundo. En el amor no existe temor; al contrario, el amor acabado echa fuera el temor, porque el temor anticipa el castigo; quien siente temor aún no está realizado en el amor. JUDAS Jds 1:17-19 Vosotros, queridos hermanos, acordaos de lo que predijeron los apóstoles de nuestro Señor, Jesús Mesías. Ellos os decían que en el tiempo final habrá quienes se burlen de todo y procedan como les dictan sus deseos impíos. Son éstos los que crean división, siendo hombres de tejas abajo y sin espíritu. APOCALIPSIS Ap 1:1 Revelación de Jesús Mesías. Lo que Dios le encargó mostrar a sus siervos sobre lo que tiene que suceder en breve, y él comunicó enviando su ángel a su siervo Juan. Ap 1:3 Dichoso el que lee y los que escuchan esta profecía y hacen caso de lo que está escrito en ella, porque el momento esta cerca.
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Ap 1:7 Mirad, viene entre las nubes: todos lo verán con sus ojos, también aquellos que lo traspasaron, y plañirán por él todas las razas de la tierra. Así es. Amén (Dn 7,13; Zac 12, 10-14). Ap 2:24-25 Ahora me dirijo a vosotros, los demás de Tiatira que no profesáis esa doctrina ni habéis experimentado lo que ellos llaman las profundidades de Satanás. No os impongo ninguna otra carga, basta que mantengáis lo que tenéis hasta que yo llegue. Ap 3:3-4 Recuerda, por tanto, lo que oíste y aún mantienes, haz caso y enmiéndate, que, si no estás en vela, llegaré como un ladrón sin que te des cuenta de la hora de mi llegada. A pesar de todo, tienes ahí en Sardis unos cuantos que no han manchado su ropa; ésos caminarán conmigo vestidos de blanco, pues se lo merecen. Ap 3:11 Llego en seguida, mantén lo que tienes, para que nadie te quite tu corona. Ap 6:10-11 clamaban a grandes voces: -Tú, el soberano, el santo y leal, ¿para cuándo dejas el juzgar a los habitantes de la tierra y el vengar nuestra sangre? Dieron a cada uno una vestidura blanca y les dijeron que tuvieran calma todavía por un poco, hasta que se completase el número de sus compañeros de servicio y hermanos suyos que iban a sufrir la muerte como ellos. Ap 12:10-12 Oí en el cielo una aclamación: -¡Ha sonado la hora de la victoria de nuestro Dios, de su poderío y de su reinado y de la potestad de su Mesías! Porque han derribado al acusador de nuestros hermanos al que los acusaba día y noche ante nuestro Dios, ellos lo vencieron con la sangre del Cordero y con el testimonio que pronunciaron y no amando la vida hasta temer la muerte. Regocijaos por eso, cielos, y los que en ellos habitáis. ¡Ay de la tierra y del mar! El diablo bajó contra vosotros rebosando furor, pues sabe que le queda poco tiempo. Ap 14:7 Clamaba: «Respetad a Dios y dadle la razón, porque ha sonado la hora de su juicio; rendid homenaje al que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales». Ap 21:1-27 Vi entonces un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido y el mar ya no existía. Y vi bajar del cielo, de junto a Dios, a la ciudad santa, la nueva Jerusalén, ataviada como una novia que se adorna para su esposo. Y oí una voz potente que decía desde el trono: -Ésta es la morada de Dios con los hombres; él habitará con ellos y ellos serán su pueblo (Ez 37,27); Dios en persona estará con ellos y será su
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Dios. Él enjugará las lágrimas de sus ojos (Is 25,8; 35,10), ya no habrá más muerte ni luto ni llanto ni dolor, pues lo de antes ha pasado. Y el que estaba sentado en el trono dijo: -Todo lo hago nuevo. Y añadió: -Escribe, que estas palabras son fidedignas y verídicas. Y me dijo todavía: -Ya son un hecho. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al sediento, yo le daré a beber de balde de la fuente de agua viva. Quien venza heredará esto, porque yo seré su Dios y él será mi hijo (2 Sm 7,14). En cambio, a los cobardes, infieles, nefandos, asesinos, lujuriosos, hechiceros e idólatras y a todos los embusteros les tocará en suerte el lago de azufre ardiendo, que es la segunda muerte. Se acercó uno de los siete ángeles que tenían los siete cuencos llenos de las siete plagas últimas y me habló así: «Ven acá, voy a mostrarte a la novia, a la esposa del Cordero». En visión profética me transportó a la cima de una montaña grande y alta y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo de junto a Dios, radiante con la gloria de Dios. Brillaba como una piedra preciosísima parecida a jaspe claro como cristal. Tenía una muralla grande y alta con doce puertas; en las puertas doce ángeles y en cada una grabado el nombre de una de las tribus de Israel; tres puertas daban a oriente, tres puertas al norte, tres puertas al sur, tres puertas a occidente (Ez 48,31-35). La muralla tenía doce basamentos con doce nombres grabados: los nombres de los doce apóstoles del Cordero. El que me hablaba tenía una vara de medir de oro, para medir la ciudad, las puertas y la muralla. La planta de la ciudad es cuadrada, igual de ancha que de larga. Midió la ciudad con la vara y resultaron cuatrocientas cincuenta y seis leguas; la longitud, la anchura y la altura son iguales. Midió la muralla: ciento cuarenta y cuatro codos, medida humana que usaba el ángel. La mampostería del muro era de jaspe, y la ciudad de oro puro, parecido a vidrio claro. Los basamentos de la muralla de la ciudad estaban incrustados de toda clase de piedras preciosas: el primero de jaspe, el segundo de zafiro, el tercero de calcedonia, el cuarto de esmeralda, el quinto de ónix, el sexto de granate, el séptimo de crisólito, el octavo de aguamarina, el noveno de topacio, el décimo de ágata, el undécimo de jacinto, el duodécimo de amatista. Las doce puertas eran doce perlas, cada puerta hecha de una sola perla. Las calles de la ciudad eran de oro puro, como vidrio transparente. Templo no vi ninguno, su templo es el Señor Dios, soberano de todo, y el Cordero. La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre, la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero. Se pasearán las naciones bañadas en su luz, los reyes de la tierra llevarán a ella su esplendor y sus puertas no se cerrarán de día, pues allí no habrá noche. Llevarán a ella el esplendor y la riqueza de las naciones, pero nunca entrará en ella nada profano, ni idólatras ni impostores, sólo entrarán los inscritos en el registró de los vivos que tiene el Cordero. Ap 22:1-20 Me mostró entonces el ángel un río de agua viva, luciente como el cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la plaza de la
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ciudad, y a un lado y otro del río, crecía el árbol de vida: da doce cosechas, una cada mes del año, y las hojas del árbol sirven de medicina a las naciones (Ez 47,12). No habrá ya nada maldito. En la ciudad estará el trono de Dios y del Cordero, y sus siervos le prestarán servicio, lo verán cara a cara y llevarán su nombre en la frente. Noche no habrá más, ni necesitarán luz de lámpara o del sol, porque el Señor Dios irradiará luz sobre ellos y serán reyes por los siglos de los siglos. Me dijo: «Estas palabras son fidedignas y veraces. El Señor Dios que inspira a los profetas envió su ángel para que mostrase a sus siervos lo que tiene que suceder en breve». «Llego en seguida, dichoso el que tiene presente la profecía contenida en este libro». Soy yo, Juan, quien vio y oyó todo esto. Al oírlo y verlo caí a los pies del ángel que me lo mostraba, para rendirle homenaje; pero él me dijo: «No, cuidado, yo soy tu compañero de servicio, tuyo y de tus hermanos los profetas y de los que hacen caso de las palabras de este libro; rinde homenaje a Dios». Él me dijo: «No selles el mensaje profético contenido en este libro, que el momento está cerca. El que daña, siga dañando; el manchado, siga manchándose; el honrado, siga portándose honradamente; el consagrado, siga llevando a término su consagración». «Voy a llegar en seguida, llevando mi recompensa para retribuir a cada uno conforme a la calidad de su trabajo. Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin». «Dichosos los que lavan sus ropas; así tendrán derecho al árbol de la vida y a entrar por las puertas de la ciudad. Fuera los perros, los hechiceros, los lujuriosos, los asesinos, los idólatras y todo amigo de cometer fraudes». «Yo, Jesús, envié mi ángel para que os declarase esto acerca de las iglesias. Yo soy el retoño y el linaje de David, el lucero brillante de la mañana». Dicen el Espíritu y la esposa: «¡Ven!» Diga el que escucha: «¡Ven!» Quien tenga sed, que se acerque; el que quiera, coja de balde agua viva. A todo el que escucha la profecía contenida en este libro, le declaro yo: Si alguno añade algo, Dios le mandará las plagas descritas en este libro. Y si alguno suprime algo de las palabras proféticas escritas en este libro, Dios lo privará de su parte en el árbol de la vida y en la ciudad santa descritos en este libro. El que se hace testigo de estas cosas dice: «Sí, llego en seguida». Amén. Ven, Señor Jesús. HIPÓTESIS INTERPRETATIVA Los textos transcritos han sido interpretados, como ya se dijo, a lo largo de la historia de la iglesia, con mayor o menor éxito por estudiosos de las más distintas procedencias y en los más dispares sentidos. Quien, lo hace movido por su fe para justificarla y alimentar la de los menos doctos, quien, lo acomete para de mostrar lo irracional de la misma. En medio de estos extremos se podría trazar una escala casi infinita imposible de sintetizar.
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Soy consciente de que la propuesta que voy a hacer podría molestar a alguien, pero que conste que no es totalmente novedosa, y que, aceptándola, cualquiera podría, con cierta lógica, seguir manteniendo tanto su fe, como su ateismo o su agnosticismo. Todos los textos transcritos, y algunos más que han podido pasarse, adquieren transparencia interpretativa, si admitimos dos equivocaciones: 1.- Jesús se equivocó al esperar el inminente establecimiento del Reino de Dios mediante una intervención milagrosa de este. 2.- Los apóstoles y primeros cristianos se equivocaron el esperar la inminente venida de Jesús en majestad. Como resulta obvio, aceptadas estas equivocaciones, se aclaran las frases rigoristas, la inconsciencia para ponerse en la boca del lobo, la indiferencia ante situaciones de penuria, estado social o esclavitud, el desprecio de los bienes y riquezas. De igual modo, la frase de Jesús en la cruz: Dios mío, Dios mío ¿porqué me has abandonado?, aparece clara: se siente abandonado porque se le escapa la vida y su Padre no interviene. CONCLUYENDO Dije más arriba que esta hipótesis interpretativa no es totalmente novedosa. Que yo recuerde, un estudioso que apuntó en esta dirección fue Loisy con su famosa frase: Jesús anunció el Reino de Dios y vino la Iglesia. Quizá, incluso, alguien haya realizado, con mayor extensión y profundidad, un estudio similar al que voy terminado. Yo no conozco su existencia. Si alguien la conoce, agradecería que me lo comunicase. Estoy seguro de que quienes se apellidan increyentes pudieran sentirse apoyados por lo expuesto como algo lógico con sus “creencias”, y que los que se tienen por creyentes cristianos pudieran sentirse atacados en la suyas por lo escrito. Nada más lejos de mi intención. Creo sinceramente que tanto unos como otros son creyentes ya que ambos saltan por encima de pruebas no apodícticas o se basan en ellas para afirmar que Dios existe o que no existe, y, en consecuencia, el análisis de textos y la interpretación que propongo, se mueven en un plano distinto que no interfiere en el de las creencias. Siga, en hora buena, el no creyente en su escogida increencia, y el creyente en su no menos elegida creencia. 44
De todos modos, siempre se ha dicho que Dios escribe derecho con renglones torcidos. Unos renglones muy torcidos de Dios pudieron ser la equivocación de Jesús, la de sus primeros seguidores y el cambio radical de Pablo al mensaje de Jesús: Pablo realiza una revolución configurando una religión a imagen de tantas extendidas por el Imperio: dios entre los hombres; dios que muere y resucita; misterios que se van a manifestar; semidiós que sube al olimpo; comunión con el dios mediante ritos y misterios, etc. y gracias a todo esto, lo que hubiera terminado siendo uno más de los pasajeros movimientos mesiánicos y apocalípticos abundantes en el judaísmo de entonces, se convirtió en una religión universal y en fuente de consuelo y sentido para millones de seres a lo largo, ya, de más de veinte siglos. Téngase además en cuenta que en la más sana cristología, Jesús es un hombre de su tiempo, semejante en todo a nosotros menos en el pecado, y que la equivocación enunciada más arriba lo único que demuestra es su carácter plenamente humano. De lo contrario, si además de impecable, fuera omnisciente (con los problemas psicológicos que ello implicaría para un ser humano normal), sólo faltaría un cuerpo impasible o ficticio (herejía doceta) para que cayéramos en otra herejía: el monofisismo según el cual Jesús sólo es Dios y no hombre. Además, es notorio que estas ideas apocalípticas sobre una inminente irrupción del Reino de Dios eran corrientes en tiempos de Jesús y es lógico que participara en ellas. Permítaseme terminar rompiendo una lanza en favor de la multiplicidad de confesiones que se denominan cristianas. Creo sinceramente que todas son seguidoras de aquel Jesús equivocado, que todas son verdaderas y equivocadas al mismo tiempo, que son como renglones torcidos con los que un dios desconocido, inabarcable e improbable escribe derecho. Cuando me encuentro con los Testigos Cristianos de Jehová, en vez de discutir con ellos como hacía en otras ocasiones, últimamente, les felicito como a los mejores seguidores de Jesús y de los primeros cristianos ya que participan en la misma equivocación que ellos. Los escritos neotestamentarios son de tal riqueza y ambigüedad que en ellos se han apoyado, a lo largo de la historia, para fabricarse los más variados cristos a la medida de cada cual; ellos han estimulado las entregas más totales, los actos más heroicos y las opresiones más abyectas. Por todo esto, sólo la confesión que se crea en posesión de la verdad absoluta y rechace a las demás confesiones y religiones como falsas o equivocadas, sólo esa es la falsa de toda falsedad. 45
Granada a 16 de abril de 2007. Ángel Aguado Fajardo, Licenciado en Teología. 46