domingo, 26 de septiembre de 2010

BIBLIOGRAFÍA SUCINTA PARA SONREIR

BIBLIOGRAFÍA SUCINTA PARA SONREIR
Ángel Aguado Fajardo
En al Biblioteca del Hospital Real, y en las localizaciones que se anteponen y que indican la sala, el estante y el número, puede el cándido lector encontrar abundante materia con la que rellenar los huecos de su formación cristiana.
En A-3-448, puede encontrar nada menos que 1.106 páginas sobre magia, demonios, posesiones y exorcismos.
En A-12-78 se tropezará con sólo 550 (pero en este caso, folios) sobre lo mismo.
En A-5-231 se encuentra un ritual antiguo que se usaba en los años 50 del pasado siglo, en donde, a doble tinta (ceremonias en rojo y texto en negro), aparecen algunos exorcismos y preces y bendiciones para distintas necesidades. Por ejemplo, como se bendice a una parida (mujer).
En A-12-184 aparecen 296 páginas más índices sobre como se "criará" una perfecta monja.
En A-12-179 se describe con todo detalle, y en unas sucintas 500 páginas más índices, el combate del paciente Job con el demonio.
En A-12-175 y a través de sólo 900 páginas más índices, se diserta de modo escueto sobre el juicio y el infierno. ¡Para que algunos se empecinen en negarlo!
En A-12-137, y ahora de modo más escueto, se dedican 383 páginas más índices para tratar de los ángeles. El curioso lector podrá comprobar si se ataca el tema estrella del sexo de los ángeles.
En A-12-35 más in extenso se trata de los mismos espíritus puros y santos. Son 898 folios más índices.
En A-11-302 se repite el mismo tema pero ahora reduciéndose a los ángeles custodios.
En A-12-132 se dedican una 392 páginas más índices al adorno de las mujeres. Creo que se describen y recomiendan o condenan según lo merezcan, siempre a juicio del entendido clérigo.
En A-11-156 se documentará, hasta la saciedad, cualquier curioso sobre las propiedades y virtudes del agua bendita a través de más de 500 páginas.¡Algo tendrá el agua cuando la bendicen!
En A-8-181 y para el que aspire a nota, se pueden ampliar estudios fuera de programa con 250 páginas más 42 de índices sobre la "sollicitatio in confessione". Siempre este tema, por lo escabroso del mismo, se trató en latín incluso en los manuales de moral confeccionados en romance. Para conocimiento del lector menos versado, diré que esos latinajos se refieren a cuando el confesor se aprovechaba del sagrado tribunal para llevarse a alguien al catre.
N.B. Verán que la mayoría de los libros recomendados se ubican en el estante nº12, y es que sólo en el momento que manejaba esos libros se me ocurrió confeccionar esta bibliografía. Si el propósito hubiera sido anterior, la lista sería interminable. ¡Tan sesudos y prolíficos han sido lo teólogos de la Santa Madre Iglesia!

RELIQUIAS CURIOSAS

RELIQUIAS CURIOSAS
• Barbas y cabellos vivos de un crucifijo de madera.
• Brazos: 17 de S. Andrés.
• Cabezas: 7 se S. Felipe.
• Carne asada de S. Lorenzo.
• Cuernos de Moisés en una botella.
• Dedo: la punta de un dedo del Espíritu Santo y sobre 60 de S. Juan Bautista de ellos 11 índices.
• Dientes: más de 500 de Santa Apolonia en Francia.
• Leche: de varias santas incluida la Virgen. También las cabezas de S. Pantaleón y de S Pablo manaron esta líquido al ser cortadas y por lo tanto se conserva leche de los mismos.
• Muslos y sexo de Santa Gudula.
• Pene: dos de S. Bartolomé uno en Treves y otro en Ausburgo.
• Plumas: Una de el Arcángel S. Gabriel que quedó en la habitación de la Virgen cuando la Anunciación, y otras de S. Miguel.
• Prepucios : 7 del Niño Jesús.
• Soplo: uno de Cristo en un bote.
• Sudor: el producido en la lucha del arcángel S. Miguel con el demonio.
• Tetas: las de Santa Águeda.
• Uña: una de Nabucodonosor y otra de un querubín.
• Ventana: por la que entró S. Gabriel para la anunciación.
N.B. Datos tomados del "Dictionaire critique des reliques et des images miraculeuses". Autor: J.A.S. Collin de Plancy. Editado por Guien et Compagnie, Libraires. París, 1821. Se encuentra en la Biblioteca Central de la Universidad de Granada. Son 3 volúmenes.

jueves, 16 de septiembre de 2010

DIOS ES SUPERFLUO PERO NO GRATUITO

A la vista de recientes artículos sobre el último libro de Hawking, The Grand Design (El Magnífico Diseño), y de una frase que le atribuyen: "Dado que existe una ley como la de la gravedad, razona, el Universo pudo crearse -y de hecho lo hizo- de la nada", me he animado a poner por escrito algo sobre lo que llevo reflexionando mucho tiempo.

He puesto este título en clara alusión al usado por José Maria González Ruiz en uno de sus libros que rezaba: Dios es gratuito pero no superfluo, y que leí en mis años mozos con gran provecho.

En efecto, cumplidos los 69, me parece pertinente el cambio ya que estimo que Dios es algo superfluo para explicar la existencia de lo que se dio en llamar lo contingente por contraposición a El que sería necesario. Además resulta no gratuito ya que a demasiados (desde el Papa al último chamán) les colma el bolsillo de dinero y el ego de vanidad creyéndose representantes suyos.

Intentaré explicar la superfluidad de dios (que no es igual a su inexistencia ya que existen cantidad de seres a todas luces superfluos) a partir de los conceptos de contingente y necesario. Contingente es todo lo que existe y pudo no existir y que por lo tanto en algún momento fue puesto en la existencia por alguien cuya esencia y existencia se identifican y que, en consecuencia, no puede no existir. A este alguien se la llama dios y se le adorna de atributos múltiples y multiformes y entre otro el de creador de lo contingente. Aunque nadie lo ha visto ni comprobado su existencia, es la consecuencia lógica de la petición de principio que supone aceptar la existencia de lo contingente que implica su correlato de lo necesario. Así se llega a un dualismo, la existencia de dos tipos de sustancias: lo contingente y lo necesario.

¿Qué necesidad tenemos de aceptar la existencia del Ser Necesario con el dualismo subsiguiente si podemos poner sus cualidades y entre ellas la de eternidad en el ser a secas, desembocando así en un monismo simplificador?

Tanto Hawking como los creacionistas parecen admitir la existencia de la nada cayendo en flagrante contradicción ya que la nada al ser nada no puede existir. Que no vengan ni uno ni otros con la aporía de la creación de la nada. Parece como si al principio existiera un Dios necesario y por ello eterno, que llamaría a le existencia a unos seres de segunda categoría de existencia frágil amenazados con volver a la nada. Así, algo no existente se constituye en origen y fin de lo contingente.

Todas estas aporías desaparecen admitiendo la necesidad y la eternidad del ser: partículas elementales que se combinan, llegando a la realidad actual.

Dios, en consecuencia, resultaría superfluo, con lo que le libramos de la carga de ser el creador de un mundo cuajado de imperfecciones, y de un mal que, en su infinita sabiduría y bondad, tiene una imposible explicación.

Todo lo dicho no impide que alguien admita y sea más feliz creyendo en un Padre bueno y poderoso que le asegura la supervivencia aunque debe reconocer que algo distraído a la vista de este mundo impresentable. Ojala acierten los que así creen pero la verdad es que él tampoco da señales demasiado claras de su existencia, como le decía Bertrand Russell en el chiste, al encontrarse con Dios que le recrimina su ateismo.

DIOS ES SUPERFLUO PERO NO GRATUITO

A la vista de recientes artículos sobre el último libro de Hawking, The Grand Design (El Magnífico Diseño), y de una frase que le atribuyen: "Dado que existe una ley como la de la gravedad, razona, el Universo pudo crearse -y de hecho lo hizo- de la nada", me he animado a poner por escrito algo sobre lo que llevo reflexionando mucho tiempo.

He puesto este título en clara alusión al usado por José Maria González Ruiz en uno de sus libros que rezaba: Dios es gratuito pero no superfluo, y que leí en mis años mozos con gran provecho.

En efecto, cumplidos los 69, me parece pertinente el cambio ya que estimo que Dios es algo superfluo para explicar la existencia de lo que se dio en llamar lo contingente por contraposición a El que sería necesario. Además resulta no gratuito ya que a demasiados (desde el Papa al último chamán) les colma el bolsillo de dinero y el ego de vanidad creyéndose representantes suyos.

Intentaré explicar la superfluidad de dios (que no es igual a su inexistencia ya que existen cantidad de seres a todas luces superfluos) a partir de los conceptos de contingente y necesario. Contingente es todo lo que existe y pudo no existir y que por lo tanto en algún momento fue puesto en la existencia por alguien cuya esencia y existencia se identifican y que, en consecuencia, no puede no existir. A este alguien se la llama dios y se le adorna de atributos múltiples y multiformes y entre otro el de creador de lo contingente. Aunque nadie lo ha visto ni comprobado su existencia, es la consecuencia lógica de la petición de principio que supone aceptar la existencia de lo contingente que implica su correlato de lo necesario. Así se llega a un dualismo, la existencia de dos tipos de sustancias: lo contingente y lo necesario.

¿Qué necesidad tenemos de aceptar la existencia del Ser Necesario con el dualismo subsiguiente si podemos poner sus cualidades y entre ellas la de eternidad en el ser a secas, desembocando así en un monismo simplificador?

Tanto Hawking como los creacionistas parecen admitir la existencia de la nada cayendo en flagrante contradicción ya que la nada al ser nada no puede existir. Que no vengan ni uno ni otros con la aporía de la creación de la nada. Parece como si al principio existiera un Dios necesario y por ello eterno, que llamaría a le existencia a unos seres de segunda categoría de existencia frágil amenazados con volver a la nada. Así, algo no existente se constituye en origen y fin de lo contingente.

Todas estas aporías desaparecen admitiendo la necesidad y la eternidad del ser: partículas elementales que se combinan, llegando a la realidad actual.

Dios, en consecuencia, resultaría superfluo, con lo que le libramos de la carga de ser el creador de un mundo cuajado de imperfecciones, y de un mal que, en su infinita sabiduría y bondad, tiene una imposible explicación.

Todo lo dicho no impide que alguien admita y sea más feliz creyendo en un Padre bueno y poderoso que le asegura la supervivencia aunque debe reconocer que algo distraído a la vista de este mundo impresentable. Ojala acierten los que así creen pero la verdad es que él tampoco da señales demasiado claras de su existencia, como le decía Bertrand Russell en el chiste, al encontrarse con Dios que le recrimina su ateismo.