jueves, 16 de septiembre de 2010

DIOS ES SUPERFLUO PERO NO GRATUITO

A la vista de recientes artículos sobre el último libro de Hawking, The Grand Design (El Magnífico Diseño), y de una frase que le atribuyen: "Dado que existe una ley como la de la gravedad, razona, el Universo pudo crearse -y de hecho lo hizo- de la nada", me he animado a poner por escrito algo sobre lo que llevo reflexionando mucho tiempo.

He puesto este título en clara alusión al usado por José Maria González Ruiz en uno de sus libros que rezaba: Dios es gratuito pero no superfluo, y que leí en mis años mozos con gran provecho.

En efecto, cumplidos los 69, me parece pertinente el cambio ya que estimo que Dios es algo superfluo para explicar la existencia de lo que se dio en llamar lo contingente por contraposición a El que sería necesario. Además resulta no gratuito ya que a demasiados (desde el Papa al último chamán) les colma el bolsillo de dinero y el ego de vanidad creyéndose representantes suyos.

Intentaré explicar la superfluidad de dios (que no es igual a su inexistencia ya que existen cantidad de seres a todas luces superfluos) a partir de los conceptos de contingente y necesario. Contingente es todo lo que existe y pudo no existir y que por lo tanto en algún momento fue puesto en la existencia por alguien cuya esencia y existencia se identifican y que, en consecuencia, no puede no existir. A este alguien se la llama dios y se le adorna de atributos múltiples y multiformes y entre otro el de creador de lo contingente. Aunque nadie lo ha visto ni comprobado su existencia, es la consecuencia lógica de la petición de principio que supone aceptar la existencia de lo contingente que implica su correlato de lo necesario. Así se llega a un dualismo, la existencia de dos tipos de sustancias: lo contingente y lo necesario.

¿Qué necesidad tenemos de aceptar la existencia del Ser Necesario con el dualismo subsiguiente si podemos poner sus cualidades y entre ellas la de eternidad en el ser a secas, desembocando así en un monismo simplificador?

Tanto Hawking como los creacionistas parecen admitir la existencia de la nada cayendo en flagrante contradicción ya que la nada al ser nada no puede existir. Que no vengan ni uno ni otros con la aporía de la creación de la nada. Parece como si al principio existiera un Dios necesario y por ello eterno, que llamaría a le existencia a unos seres de segunda categoría de existencia frágil amenazados con volver a la nada. Así, algo no existente se constituye en origen y fin de lo contingente.

Todas estas aporías desaparecen admitiendo la necesidad y la eternidad del ser: partículas elementales que se combinan, llegando a la realidad actual.

Dios, en consecuencia, resultaría superfluo, con lo que le libramos de la carga de ser el creador de un mundo cuajado de imperfecciones, y de un mal que, en su infinita sabiduría y bondad, tiene una imposible explicación.

Todo lo dicho no impide que alguien admita y sea más feliz creyendo en un Padre bueno y poderoso que le asegura la supervivencia aunque debe reconocer que algo distraído a la vista de este mundo impresentable. Ojala acierten los que así creen pero la verdad es que él tampoco da señales demasiado claras de su existencia, como le decía Bertrand Russell en el chiste, al encontrarse con Dios que le recrimina su ateismo.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Me gustaría que los lectores manifestaran su opinión.
Ángel Aguado

Anónimo dijo...

Existe, en esencia, todo cuanto pueda pensarse.

Adrián

Anónimo dijo...

¿Puede ser superflua la esencia?
Porque eso es Dios. La disparidad de formas de Dios, me llevan a buscar un nexo de unión en sus diversas formas, y creo que es eso, esencia.

Para cualquier cambio, es necesario, en estado anterior, aunque este estado sea la nada o el vacio, es necesaria una fuerza, una esencia moldeadora, que a la vez sea continente de esa nada, podemos entender el concepto de nada, pero es más difícil entender que esa nada estará contenida en algo mayor y si este algo tiene voluntad y poder de cambiar la nada, entonces es Dios.

Todo lo que existe, es en esencia, por tanto es en Dios, lo que se puede dudar es de la bondad o maldad de Dios, pero siempre desde un punto de vista humano.

Dios es necesario, pero no tiene porque se afín a los intereses de una especie o grupo.

La esperanza que unos u otros tengan en la salvación, eso es otra cosa.