viernes, 7 de mayo de 2010

Soliloquio del Hidalgo y su Escudero

Soliloquio del Hidalgo y su Escudero

Autor: Bar_ Elfara

Una vez que estuvieron bien acomodados y dispuestos a contemplar la hazaña jamás vista en todos los siglos y que se representa entre bambalinas, con muchas galanuras y algarabías, comenzó el teátrico a la hora convenida.

De esta gran aventura, Sancho amigo, dísele el Hidalgo, tendrás que tomar buena cuenta pues de lo que aquí se dijere y acordare seremos testigos de cargo cuando a juzgar conviniere, si lo pactado se cumpliese, o no.

A la hora prevenida aparecen los actores, padres conscriptos de la patria o, más bien diríase, de esta casa de lenocinio, pues este país se nos muestra irreconocible debido a la empanada territorial, donde tantas autonomías hay, como autonomías sobran.

Ponga atención señor don Quijote que del encuentro hay que decir aquello que siempre se tuvo a bien decir “a buenas horas mangas verdes”. ¡Pardiez!, Sancho amigo, que como tú dices y dices bien en decirlo, “en boca cerrada no entran moscas” así que… calla y sigue la historia que aquí se contara, con honrado interés.

A la puerta del palacio se encontraba el anfitrión ZP que, compuesto y con buenas palabras, ofreció a su huésped se adelantase hacia el aposento.

En esta encrucijada en que se encuentran, dísele el Hidalgo a su fiel escudero, do no se gana, se pierde y de perdidos todos al río.

Con floreadas palabras, esmerada parsimonia y afable sonrisa Zapa dice: tened paciencia que pronto viere-des cual sean mis aventuras, para salir con bien de esta desventura en que nos hallamos metidos.

El invitado, un tanto mohín por el “nos”, agradeció la tan tardía invitación, con leve inclinación de testa, ya levemente nívea y encaracolada.

Y…allá al Palacio moncovita se adentraron, uno y otro, para echarse, según cuentan las malas lenguas, un solitario, como ya era costumbre inveterada en los últimos años.

Escuchad atento, amigo Sancho y veréis lo que allí dijéronse entre ambos, sin poner demasiada atención el uno en el otro y el otro en el uno. Cierto, mi amo y señor, “quien te cubre, te descubre” y “quien yerra y se enmienda, a Dios se encomienda”.

Bueno eres y mal intencionado, mi fiel escudero, pero mucho me temo que ni todo el poder de cielo y tierra, si estuviese en manos de Merlín, sería suficiente para llevar a buen puerto este extraño encantamiento que ZP pretende, pues… al parecer y es muy cierto, que entre ambos anda “este juego” de sátiros de desparrame, pero con los naipes de Carlomagno marcados.

El bueno de Sancho, con algo de acojono, replica: mi señor don Quijote todo el mundo sabe “que en la tardanza va el peligro” y que “el dar y el tener, seso ha menester” y en este encantamiento que presenciamos hay tardanza mucha y poco seso.

En pecado te concibió tu madre, amigo Sancho, quieres que nos hundamos todos y así todos iremos al infierno… si esto no se enmendare y corrigiere, como es menester.

Y, en el adentro de aquel palacio de mármoles y alharacas, de tal guisa conversaron que sólo convergieron en hacer gracia a Grecia, por aquello de que si… las barbas del vecino vieres afeitar, pon las tuyas a remojar.

Y en lo de la Cajas, te advierto amigo Sancho, que al haber para repartir, llegará el consenso, pues como a ti se te antoja decir “tiran más tetas que carretas” y las de mamá la pública es, a fuer de veraz, ubérrima, o tal parece. En este asunto no hay mucho que hablar, sino mucho que trincar y ninguno hará remilgos a la hora de repartir la pasta de estas canonjías que se pretenden fusionar y que más bien serán confusiones para que la feligresía de cada caja, ni se entere ni se espante.

Bien parece, mi señor, pues “el que se hace de miel, las moscas se lo comen”, y tal es el panal de las Cajas.

Bien dicho, amigo Sancho, ya veo no se te ocurre nada mejor que esta coyunda entre la izquierda y la derecha. Y…si esto así ocurriese ya puedes irte al campo y buscar refugio, si lo hubiere, contra esta pedrisca que se nos viene encima y que no dejará “títere con cabeza”.

¿Y de lo demás que tanto apremia a quienes sólo tienen mano sobre mano?, dice Sancho. Nada de nada, replica el Hidalgo, pues si como dice Zapa hay un repunte que apunta, a buen entendedor pocas palabras le bastan, todo lo tiene resuelto…pues para enderezar este entuerto, se sobra y basta el señor.

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