lunes, 14 de junio de 2010

MASOQUISTAS SEGUIDORES DE UN DIOS SÁDICO

En estos días se ha hablado mucho de Manuel Lozano Garrido, Lolo, con motivo de su beatificación en Linares de donde era oriundo.
Beatificar o canonizar a una persona implica que se nos propone por la Iglesia como ejemplo a seguir.
Por lo visto, este señor, según lo que he podido rastrear sobre él, “a los 22 años una parálisis progresiva le sentó en un sillón de ruedas,” solo fue físicamente un remedo de hombre, pues permaneció más de 25 años inmóvil, anclado en un sillón de ruedas, ciego durante los últimos nueve de su vida, y sometido a constantes y lacerantes dolores” A pesar de lo anterior, y parece que a causa de ello, “este joven de Acción Católica, que mantuvo la perenne alegría en su permanente sonrisa, “varón de dolores” y sin embargo sembrador de alegría en los cientos de jóvenes y adultos que se acercaban a él en busca de consejo, tenía un secreto: “Hacía vivir la alegría en el dolor”.
La primera impresión es que nos encontramos ante un caso claro de masoquismo que la Iglesia nos propone de modelo. Que Lolo me perdone, pero lo que quizá fuera una solución a su situación no debe de ningún modo ser propuesto como modelo. Allá cada uno con su conciencia en la que puede caber el masoquismo como solución a una situación límite (otros elegirían el suicidio), pero es una aberración que sea propuesto como ejemplo a seguir.
El quid de la cuestión está en lo que viene después: “la convicción de que el sufrimiento era el vehículo ideado por Dios para él, para su realización y salvación”. No sólo estamos ante un masoquista sino que esta actitud se corresponde con la concepción de un dios sádico que idea el sufrimiento como vehículo para la realización y salvación.
¡Que pena que la Iglesia reúna miles ovejas para proponerles este ejemplo!: Un masoquista enamorado de un dios sádico.

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